Primero la vi doblada y no me convenció del todo. Entonces anoche la volví a ver en versión original, subtitulada en español, y capté mucho más de sus diálogos. “La habitación de al lado”, el primer largometraje de Pedro Almodóvar rodado en inglés me maravilló.

Sus dos actrices principales, sus paisajes y colores, el vestuario y la música, sus conversaciones y el desarrollo de la acción me parecen impecables. Se escuchan mensajes demoledores: “Vivimos en un mundo absurdo y deshumanizado”, que encima parece que va a más, o por lo menos estamos lejos de vislumbrar un futuro esperanzador.

El mundo se acaba, llegué a decir el otro día en una tienda, por eso la gente viaja mucho, también porque ahora es más barato, pero el mundo se va a acabar. (Tenía que haber añadido que estoy tan deprimida que quiero que realmente se acabe.)

Otra frase que también anoté es que “el sexo es la mejor manera de combatir la muerte”. Totalmente de acuerdo, el sexo es el mayor placer que nos ayuda a seguir viviendo. Gracias a Dios que cada uno dispone de su sexo para disfrutar de él cuando quiera y pueda.

La película contiene tantos mensajes que en sí es una apología de la eutanasia, de la amistad y de la humanidad. Nos advierte del cambio climático, de cómo la combinación del neoliberalismo y el auge de la extrema derecha contribuyen a la destrucción del planeta.

Estamos avisados, sin embargo, lo que más hondo me llegó fue la cita del relato “Los muertos”, de “Dublineses” de Joyce. Se repite a lo largo de la cinta, incluso dentro del cine que ven las protagonistas, y es la manera más poética de describir la muerte: “Su alma se fue desvaneciendo poco a poco mientras oía el ruido de la nieve cayendo levemente, sobre el universo y cayendo levemente también, sobre los vivos y los muertos.”