O lo que es lo mismo, escándalo tremebundo en la policía local de la capital. ¿Culpa de María? Evidentemente no. La culpa es de Luis Rogelio Rodríguez, alcalde y senador, que parece estar bastante alejado de los problemas que ha levantado su propia gente en el ayuntamiento. Los lodos que está recibiendo María vienen de atrás. Se aprovechó la concejala de la situación que vivió Jorge Quesada durante una temporada y desmontó la policía, con el apoyo de un par de mandos y un sindicato, el único que no apoya a Quesada y que no ha firmado el documento del que daba cuenta ayer La Voz. María Muñiz, valiente donde las haya, tiró por la calle de en medio y le salió bien la jugada en un principio. Es de imaginar que Luis Rogelio era consciente de lo que estaba haciendo su delegada en la policía ¿o no, LuisRo? Grave si el señor alcalde no lo sabía, más grave si lo conocía y no estaba en el intento de llegar a acuerdos entre las partes que no trajeran tormenta futura como así ha sido. María se aprovechó de  la ausencia de Jorge y de unos momentos de debilidad por enfermedad, que ahora le están pasando factura a la concejala. No era el momento oportuno para zancadillear al jefe, María, ni para pactos femeninos que tarde o temprano se podían (como así ha sido) volver en contra. Me temo María que te has ganado a pulso lo que te viene ocurriendo, incluyendo las camisetas, con el gravamen de que vuestros errores lo pagan siempre los ciudadanos. Ahora a esperar la decisión de Luis Rogelio. Y sabes el trabajo que le cuesta tomarlas. Tu capital político en el platillo de la balanza. ¿Te salvará o te cortará la cabeza?