La Voz de Almeria

Opinión

Me rebelo ante las injusticias

Me rebelo ante las injusticias

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No puedo ni debo dedicarme a la contemplación de los espacios abiertos que la Naturaleza, dirigida por  el Sumo Hacedor, nos muestra ante tantos avatares que tenemos que sufrir los que sólo “pensamos con el corazón” Pilar Pérez cuenta con mi amistad como persona y  mi admiración  como poeta. Cambiamos opiniones sobre  temas de antaño y hogaño, aunque ella es bastante menor que yo. “Santa María del Mar, la mía, la tuya y la nuestra,   señora del horizonte de la nave y de la estrella...


Mi trastorno tiene su origen en este Gobierno, por llamarle de alguna  manera, que abre caminos de flores a muchos delincuentes, eleva a las alturas a los ladrones que se yerguen altivos, mientras una cifra escalofriante carece de pan, techo y hasta de voz; la  del pueblo  carece de valor, “ni  pincha ni corta”.  No concibo como y de que manera personas de derechas votaron al PP aunque  yo no puedo ni debo censurar  a las mismas ya que pensaban que todo iría a mejor.


El silencio en este hogar tiene su morada y anoche escuché la voz fuerte  y con un gran contenido de Mercedes Soler, que irradia paz. Poco antes escuché a Karmen Romero leer con tintes melancólicos: ”Yo le pediré perdón por arrancarle la vida,  lo  haré pero sin  quere.r aunque   no me queda otra salida”


Estos  fragmentos me sirven para  preguntar por  Bárcenas y otros miembros  del PP que caminan entre gentes   honradas sin pudor alguno.


Urdangarín en la  comedia ocupa lugar preferente.


Los  sindicatos despiertan de su letargo y eso es bueno.


Voy a  repetir que muchas de las personas de la derecha son criaturas que quieren lo mejor para España, y consecuentemente, para que en  el mundo reine la  Paz. “Enseñaronme rezar y me enseñaron a amar y como amar es sufrir, también a llorar” Estos estados  de tristeza y melancolía  que se se producen  al contemplar el mundo que nos rodea, los tengo que  ocultar en pro de mi querida esposa, cuya sensibilidad   es notoria; y pese al vulgo mi corazón tiene una dueña llamada Francisca.





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