Quienes hayan defendido el liberalismo como modelo de sociedad y norma de vida tienen que vivir ahora algo perplejos antes las cosas contradictorias que están sucediendo en este país. Imaginamos a los liberales luchando contra el conservadurismo de las instituciones, contra la rigidez de las costumbres y de las formas de convivencia. Esta era al menos la vieja para tiempos de vacas gordas. La Iglesia católica tuvo que condenar el liberalismo porque introducía una especie de relativismo en los dogmas y no poca confusión moral en el modelo de comportamiento en los cristianos. Bien, ¿qué pasa ahora con la crisis? Los culpables del desastre se refugian en la autoridad de los gobiernos, liberales sí, pero con una autoridad que les saque del apuro... Si poco antes exigían que les dejaran libres para enriquecerse a placer dentro del modelo burgués, hoy lo que piden es la intervención inmediata del partido gobernante que ponga coto a las desmesuras del sistema. El PP, a costa de derrumbarse socialmente como un azucarillo en el café, está cumpliendo este cometido a las mil maravillas. No me extraña que cada decreto del consejo de ministros, los viernes, sea saludado con aplausos por los neoliberales de la eurozona. Son muy graciosos estos niños bien del sistema. Ellos dicen: señor Rajoy, póngame usted en orden la economía, arregle la seguridad, que el despido sea libre,que la calle es para los coches, no para los que gritan. Solo así saldremos de la crisis. Manda huevos, y si pese a todo, aún hubiera rescate, los ciudadanos deberán pagar el desaguisado. A esto llaman la buena dirección... de la guerra civil. Dios nos libre.