Conrado Sánchez
¡Cómo transcurre el tiempo!
ANA Son diez largos años los que han pasado desde que un fatídico 25 de octubre nos abandonó tu presencia física y con ella la sonrisa de nuestra cara se difuminó y la alegría de lo cotidiano dio paso a un sentimiento de soledad , mitigado tan solo, por los bellos recuerdos que dejaste impresos en nuestras vidas. Mi querido Conrado, deja que te escriba una vez más para poner de relieve la tremenda verdad de que el tiempo es, según dicen, el mejor bálsamo que cura las heridas del alma, pero, permite también que diga que no es menos cierto que ese tiempo se convierte en el aliado perfecto para que en la memoria queden impresas todas aquellas pequeñas cosas que surgieron de una convivencia rica en experiencias en común. Tu vida, tus detalles para con la familia y para con tus amigos, tus palabras de aliento, los sentimientos que proyectabas, las acciones realizadas han dejado un poso en nuestras vidas y a mí, particularmente, tu ejemplo me ha servido para encarar tu ausencia con dolor, pero con entereza, con tristeza, pero con determinación, en soledad, pero con el recuerdo y disfrute de lo que me enseñaste. Es cierto que el tiempo suaviza las aristas de la realidad, pero el corazón de un ser generoso como el tuyo, imprime una marca indeleble en el de los que te tuvimos cerca que nos hace desear imitarte para alcanzar esa paz que irradiabas en vida. Por ello me conformo y allá donde tu espíritu se encuentre seguro que estarás gozoso porque la luz de la eterna armonía te acompañará como fiel compañera de tu sereno paso por la vida que , con tanta coherencia, honestidad y sincera preocupación por los demás, viviste.