Hace un año, en ese 30 de octubre y con tus 38 añitos, que hiciste hablar de ti a mucha gente que no te conocían. A los que te conocíamos nos dejaste con el corazón roto. Esa mañana, como cualquier día al empezar una jornada mas, de como todos los días, y sin cruzar palabra, sin despedirte, hiciste que lloraran lágrimas por ti. Tiempo compartido Lágrimas que nunca nos habías hecho llorar de pena. Solo nos dabas alegría por como tú eras. Esa hija, esa hermana, esa esposa, esa mamá, esa amiga, esa compañera... que no sabía decir que no, que con solo buenas palabras nos arrancabas una sonrisa, y sabías hacer que desaparecían las preocupaciones. Los que te rodeábamos hemos tenido la suerte de poder compartir ese tiempo contigo y saber que has sido feliz. Me queda, tras 21 años juntos y haber compartido esos 13 años de matrimonio, recordar día a día todos nuestros grandes momentos. Y a tus dos hijos hablarle lo maravillosa mamá que has sido. Simplemente, para siempre quedarán tus preciosos ojos azules y tu sonrisa grabada en mi recuerdo.