La Voz de Almeria

Obituarios

Mariana López Casado

A Mariana, en el primer aniversario de su muerte

“Era mujer de fe, de esa fe sencilla pero recia...”

Publicado por

Creado:

Actualizado:

Arturo Gallego Fábrega Me ha pedido la familia que le escriba algo sobre Mariana en el primer aniversario de su muerte. Y la verdad es que no sé por dónde empezar. Sí, Mariana, la mujer que ha trabajado siempre en perfumería: primero en Marín Rosa... y después en ‘Mariana y Lina’. ¡Con qué ilusión inauguramos la perfumería Mariana y Lina! Dos mujeres con carácter, cargadas de razón y con mucha voluntad de salir adelante, de afrontar los riesgos de la vida (y también de la muerte). Mariana era mujer de fe, de una fe sencilla, pero recia... de esa fe, pequeña como el grano de mostaza, y que mueve montañas. Aquel día de la bendición en la Perfumería Mariana y Lina, traje a la memoria el pasaje de Jesús en la casa de Betania, casa de Lázaro, Marta y María. Eran amigos del Señor... “Allí ofrecieron una cena a Jesús. María tomó un frasco de perfume muy caro, (casi medio litro de nardo puro), y lo derramó sobre los pies de Jesús... La casa entera se llenó de la fragancia de aquel perfume”. (Juan 12, 2-3) Y Mariana, vendedora de perfumes, cual otra María de Betania, servía a los clientes, que acudían a la tienda, aromas... Mariana, tu testimonio cristiano ha sido desparramar, sobre todos los que se te han acercado, el “nuen olor de tu Cristo”. Y, como buena cristiana, trataba a todo cliente como a “otro Cristo”. Su oficio de vendedora de aromas la asemeja al ministerio de “propagadora de perfumes”, “misionera de aromas”... “Y la casa se llenó de la fragancia de aquel perfume”... Tú, Mariana, eres el “Perfume de Dios” que ha estado presente en tu vida, y que se nos ha manifestado a través de tu sonrisa, siempre dispuesta para todos, siempre de buen carácter, siempre atenta a los demás, siempre tu “sonrisa”... “Perfume de Dios” en tu humildad y sencillez, tan agradable y cariñosa. Sí, has sido fiel en el cumplimiento de la voluntad de Dios, que ha querido que tú seas así... como lo has sido. Y así te recordaremos siempre que queremos hacer memoria tuya en nuestro corazones. ¡Mariana!, te saludamos, tú ya en el cielo y nosotros todavía en la tierra. El Señor te ha acogido en su casa, y sin duda que serás una preferida suya. Acuérdate de nosotros: de tu esposo y de tu hijo, y de todos los que te quisimos bien en esta vida, e intercede por nosotros.

tracking