Leonarda de Haro Caparrós
Leonarda, la estanquera de la calle Mayor de Garrucha
Manuel León

Era una garruchera típica (casi nunca abandonó su pueblo). Se la podía ver en las fotos de mocita con su traje de gitana, su caracolillo en la frente y su clavel en el pelo; o en la playa del Pósito y de la Caseta de Salvamento, jugando en la arena con sus hermanos Diego y Domingo , en días de marejada o de aguas cristalinas, con la felicidad transparente que solo proporciona la infancia. Ha fallecido en Garrucha, a los 96 años, Leonarda de Haro Caparrós, a un paso de frisar el centenario. Nació, por tanto cuando Garrucha era aún una rada sin abrigo, abierta a los vientos, cuando el Malecón aparecía salpicado de jábegas varadas con olor a estopa y a salitre; cuando medraban los barcistas y los gimenistas por controlar el distrito. Se casó joven con Marcos Martínez Galindo, un emprendedor y juez de paz, que montó una bodega de licores en la calle Mayor. Enviudó joven, Leonarda, y con tesón, sacó adelante a sus cinco hijos (Paula, Rita, Francisco, Marcos y José María). Se quedó con el estanco más antiguo de Garrucha, en la calle Mayor, que le traspasó su cuñada Juana Martínez, mujer del sastre Aquilino. Desde allí bregó muchos años, incansable, con sus ojos gastados tras sus eternas gafas ahumadas, controlando el negocio del que vivía su familia. Ya cansada por los años, se retiró a su casa de la calle La Rambla a evocar aquellos recuerdos de nardos y caracolas en días de Levante.