La herida no se cierra

Querida prima, hace dos meses que te fuiste y nos dejaste con un dolor tan grande que esta herida no creo que se pueda curar, intentamos hacer nuestra vida pero la herida no se cierra. Esto que te ha pasado ha sido tan doloroso y tan inesperado que parece que no es real, que es una pesadilla y que cuando despertásemos de ella iba a ser simplemente una pesadilla, pero no fue así, todo ha sido real. No sé cómo expresar todo lo que siento, porque no dejo de pensar en qué cruel ha sido la vida, y sobre todo para ti que estabas en tu momento. Cuando todos los días paso por la puerta de tu casa no puedo evitar el que mis lágrimas se derramen, esa casa que te habías comprado con tanta ilusión y que no has podido apenas disfrutar. Está todo el mundo destrozado por que tú eras tan especial, alegre, simpática, trabajadora, con ganas de vivir y de disfrutar la vida como pocos sabemos hacerlo, siempre estabas para quien te necesitase y nosotros no hemos podido ayudarte, lo siento. Ayuda a tus hermanas y en especial a tu madre, a la que tanto querías. Tu madre, que no sabía qué hacer sin su Ángeles Mª, pero ahora tiene que saber, porque tiene personas que la necesitan y por lo que hay que ser fuerte. Es difícil escribir esta carta porque nunca había tenido un dolor tan grande, pero quería hacerlo, donde estés si es verdad que existe algo, disfruta y se feliz que tú te lo mereces. Te queremos.