El Archivo de la Catedral

LA VOZ continúa la publicación de artículos conmemorativos por el V centenario de la Catedral

Catedral de Almería.
Catedral de Almería. La Voz
Francisco José Escámez Mañas
19:19 • 17 dic. 2023

Los archivos son vitales para las personas, las organizaciones y la sociedad en general, porque son una fuente esencial para conocer el pasado y para garantizar cuestiones actuales. El Archivo de la Catedral cataloga y custodia la documentación generada por los diversos oficios del Cabildo, y -en parte- de otras entidades de la diócesis -por las antiguas competencias capitulares en sede vacante-. Conforma un amplio y variado fondo documental con información selecta (actas, aguas, ceremonias, devociones, economía, música, relaciones institucionales…) El Archivo Capitular se subdivide en dos niveles: la Sección Histórica y la Sección sacramental, heredera del Archivo de la extinta Parroquia del Sagrario. Es la memoria corporativa del Cabildo y, al mismo tiempo, fuente de información de múltiples aspectos de la vida diocesana y provincial. El ACA sobrevivió a la última Guerra Civil de 1936-1939, aunque con cierta pérdida de preciosa documentación. Es Archivo de titularidad privada, de acceso público, según la normativa específica. El ACA, además de cuidar el patrimonio documental de la Catedral, presta apoyo histórico y documental al Cabildo u otra instancia diocesana. La atención a los investigadores pone los fondos adecuadamente al servicio de la sociedad española. En los últimos años, algunos universitarios han culminado sus trabajos de grado con nuestra documentación. Varios profesores -de esta y de otras universidades- consultaron estos fondos para colaborar en el diccionario de parlamentarios de Andalucía en el XIX, y para el diccionario biográfico de la Real Academia.



El ACA se inicia con la Erección de la Catedral, el 21 de mayo de 1492. Alberga, pues, documentos datados desde el siglo XV. Los Libros de Actas conservados empiezan trece años más tarde, en 1505. En el siglo XVIII se crea, además, el Archivo de la Parroquia del Sagrario, diferenciado del ACA. La diferenciación entre el Archivo Capitular y el Archivo de la Curia o Diocesano debió comenzar en 1527, con la adquisición por el Obispo Fr. Diego de Villalán, en 1525-1526, de varias casas en el solar de la actual Residencia Episcopal, frente a la Catedral, destinadas para su vivienda particular y para las oficinas propias de la Curia.



El Archivo de la Catedral ha estado emplazado a lo largo de su historia en diversas estancias. Su primer depósito es un arca, que en 1509 está colocada en la capilla de la Catedral vieja. Tras el terremoto de 1522, es llevada a una casa del Deán Francisco de Ortega, donde se reunía el Cabildo, hasta 1540, momento en que las sesiones capitulares vuelven a celebrarse en la Catedral. El ACA fue instalado en la llamada Sacristía alta en noviembre de 1562. A finales del XIX, es ubicado en el pasillo de acceso al Torreón de Levante. El Cabildo planteó variar la ubicación a finales de los años cincuenta del pasado siglo. Por fin, decidió realizar el cambio a principios de los años sesenta, retornando en 1964 a la hermosa Sacristía alta o Sala Gótica.



Desde el principio se reglamenta la vida del archivo. En 1509 se hace un arca para conservar los documentos importantes. En 1511 se acuerda hacer un arca con dos llaves ‘para guardar las escrituras del Cabildo’. En 1526 se añade otra por voluntad del obispo Fr. Diego de Villalán. La primera Consueta -Reglas consuetudinarias por que se rige un cabildo o capítulo eclesiástico-, de 1576, dedica al Archivo el capítulo 47. Busca “que todo ello esté en buena guarda, y custodia, de manera que cuando sea menester, que alguna Escritura se saque estén todos presentes, y que quede razón en el dicho Libro, a quién se entregó la Escritura, y si se presentan en juicio, se saque el traslado [copia], para que el original se vuelva a el Archivo, porque no se pierda”.



Entre los oficios establecidos en 1492 figura el de secretario, a quien corresponde la obligación de archivar y preservar los documentos. Posteriormente se encarga a dos canónigos, como oficio por turno anual. Son llamados claveros, después archivistas. El Lectoral Lorenzo Nueve Iglesias y Roland concluye una óptima clasificación de los fondos entre 1784-1786. En 1894 se provee por primera vez la plaza de Canónigo Archivero, comenzando la edad de oro del ACA. El primer Archivero fue el Beato José Álvarez Benavides de la Torre (+1936), -que en 1927 pasa a Deán-. El Archivero Álvarez Benavides hizo un Índice o catálogo, actualizó la ordenación de los fondos, recopiló datos históricos y divulgó información. En 1924 una visita gubernamental encuentra el ACA perfectamente catalogado y atendido. El anterior Archivero, D. Juan López Martín, consiguió la renovación de la infraestructura, completó la catalogación en convenio con el IEA, publicó un inmenso episcopologio y, en colaboración, el catálogo de la música; fue miembro fundador de la Asociación de Archiveros de la Iglesia en España.






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