¿Por qué Marruecos es enemigo de Almería?

Carta del director

Invernaderos almerienses.
Invernaderos almerienses. La Voz
Pedro Manuel de La Cruz
20:43 • 11 feb. 2023

La información elaborada por Manuel León y publicada por La Voz el pasado miércoles tiene la contundencia de las cifras oficiales: Marruecos cuenta ya con 26.000 hectáreas de invernadero y sus ventas de productos agrícolas en España llegaron el pasado año a 850 millones de euros. seis mil hectáreas invernadas menos que Almería y más facturación en nuestro país que lo que vende Almería, 740 millones según los datos de último informe de Cajamar. Nuestro vecino del Sur se ha convertido en un competidor en los mercados nacionales y en los de nuestros vecinos del Norte. Como canta Serrat, “No es amarga la verdad, lo que no tiene es remedio”. 



Llevamos veinte años hablando mucho de los marroquíes que cultivan bajo los plásticos almerienses y trabajan sobre el cemento de los almacenes del manipulado (lo que para la feligresía tradicionalista tardía es poco menos que una amenaza a las esencias de cercado y sacristía), y reflexionando poco sobre la que puede convertirse en una competencia formidable frente a los intereses reales de Almería. 



La geopolítica mundial ha convertido a Marruecos en un aliado formidable para sus intereses. Su posición en el norte del continente africano y su estructura política le ha convertido en un aliado estratégico para el mundo occidental que nadie discute. Un régimen político absolutista y casi teocrático solo puede generar la censura de los países democráticos. Un imperativo ético que nadie asume porque, aunque nadie discute esta realidad, todos la ignoran.  



Marruecos se ha convertido en un territorio de estancia indefinida para las decenas de miles de inmigrantes subsaharianos que transitan por su territorio para alcanzar Europa. También es un aliado decisivo frente al yihadismo y sus entornos más violentos. Dos circunstancias que le dotan de una fortaleza indiscutible e indiscutida cuando, entre otros beneficios, negocia la entrada de sus productos agrícolas en los mercados de la Unión. 



Inmigración y Yihadismo, dos problemas de larguísimo alcance de los que nadie puede escapar. Marruecos lo sabe y esta conciencia del papel que juega en el contexto internacional ante estos dos problemas de tan amplio espectro les facilita la puesta en práctica de comportamientos que van más allá de la descortesía para adentrarse en el chantaje. No lo escribo por la ausencia de Mohamed VI en la última cumbre de Rabat. Los desaires son siempre efímeros y el rey alauita ha dado muestras reiteras de un comportamiento tan volátil que no debe sorprender a nadie. Otros comportamientos son los que, de verdad, deben preocupar y, entre ellos y en primer lugar, la presión que ejerce con los miles de inmigrantes asentados en las cercanías de las fronteras de Ceuta y Melilla y cuya movilidad hacia la frontera con España nunca es improvisada. 



Estamos ante una realidad que encierra una extraordinaria complejidad. Desconfíen, por tanto, de los que se apresuran cada mañana a descubrir soluciones de “todo a cien”. Pero, de lo que nadie duda, es de que no es la pasividad el mejor compañero de viaje en esta travesía compartida con nuestros vecinos de la otra orilla. Marruecos va a continuar levantando invernaderos y aumentando sus ventas a los mercados europeos y, ante esta realidad que solo el patriotismo de hojalata que considera a Marruecos una colonia ignora, es preciso actuar. 



El economista Jerónimo Molina, uno de los mayores expertos en la industria agroalimentaria almeriense lo tiene claro: “respecto a la evolución De Marruecos poco podemos hacer, como poco pudieron hacer holandeses, franceses o canarios, cuando Almería inició su expansión y mira que lo intentaron. Almería debe aprovechar el capital acumulado en todos estos años en dos direcciones. por una parte, debe seguir adaptando su oferta a las nuevas exigencias de los mercados, cultivando con lucha biológica, ofertando productos ecológicos frescos o elaborando productos de cuarta y quinta gama, destacando las cualidades saludables de nuestras verduras y sus efectos sobre la salud; es decir productos de valor añadido. Por otra parte, estoy convencido que en todos estos años lo más importante que se ha conseguido no es el gran volumen de producción obtenido, sí no el enorme conocimiento adquirido tanto en la dirección de cultivo como en su comercialización, así como en el desarrollo de la industria y servicios auxiliares necesario para la puesta en mercado de la producción. creo que el futuro de Almería está, en el medio y largo plazo, en exportar conocimiento como hicieron en su momento y siguen haciendo, Israel y Holanda con nosotros”. 



Esta es la realidad y hay que adaptarse a las circunstancias que la estructuran. Marruecos exportó a la UE oficialmente el pasado año – insisto, oficialmente, que luego son muchos más, como señalan las organizaciones agrarias 300.000 toneladas de producto, fundamentalmente tomate, y esa vía, cada año mayor, nadie la va a cerrar. Podrá limitar su aumento la presión que ejerzan los gobiernos de los países más afectados, pero el campo marroquí nadie le va a poner puertas infranqueables. Hay, por tanto, que pensar otras estrategias que teniendo como armas la inteligencia, la presencia en sus producciones, la venta de tecnología y conocimiento y la logística conviertan a nuestros competidores de hoy en los aliados de mañana. 


No será fácil hacerlo, pero es el único camino para ganar la batalla. En precio no vamos a competir nunca; en calidad, conocimiento y tecnología sí. Aprendamos pronto la lección.     


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