Por qué no es Cazorla el candidato de Ciudadanos

Su penúltima puesta en escena ha sido el estruendo del portazo con que se ha despedido

Miguel Cazorla, en una imagen de archivo.
Miguel Cazorla, en una imagen de archivo. La Voz
Pedro Manuel de La Cruz
20:30 • 19 nov. 2022

Viernes 5 de abril de 2019. Inés Arrimadas, Juan Marín, José Manuel Villegas y Marta Bosquet son los cuatro líderes políticos previstos para intervenir en el acto electoral organizado por Ciudadanos a las seis de la tarde en el teatro Cervantes dentro de la campaña de las elecciones generales del 28 de abril. Las perspectivas electorales del partido de Rivera le han convertido en el político del momento y las encuestas le proyectan un resultado formidable. La euforia recorre el escenario, el patio de butacas y los palcos del centenario teatro de la capital. Ciudadanos está de moda. Al final, una indisposición de última hora impide a Arrimadas desplazarse hasta la provincia y participar en el acto. Salvo este imprevisto, todo transcurre con normalidad. El cielo está a la vuelta de la esquina y son muchos los voluntarios a mover el incensario a favor del viento. 



Tres horas más tarde Juan Marín y Marta Bosquet entran en uno de los reservados del Club de Mar. Días antes había contactado con ellos para cenar y hablar de la campaña y sus entornos. Villegas excusa su asistencia, prefiere aprovechar esas horas para estar con la familia en Dalías. La cena transcurre en un ambiente de cordialidad y confidencias. Marín es un excelente conversador que hace cálido cualquier encuentro. 



Fue en el postre cuando al hilo de ese ambiente de confidencias le pregunto si los almerienses iban a poder votar a Miguel Cazorla como cabeza de lista en las municipales de un mes más tarde. El político andaluz mira con picardía y responde sin titubear: No. “Es más- añade- después del acto ha quedado con Fran Hervías (secretario de organización entonces) y le va a decir que no encabezará la candidatura, pero no lo publiques todavía, espera un día, queremos que Miguel sea, si quiere, el que de la información. Hay que guardar las formas”. Cercana la media noche nos despedimos. 



Horas más tarde y ya con la mañana cercana al mediodía recibo una llamada: oye, que de lo que te dijo ayer Juan, no hay nada, Miguel será el candidato”. Quien antes de la cena iba a ser relevado, en el desayuno ya tenía en la cartera su confirmación. Lo que pasó en aquella reunión entre Hervías y Cazorla en el hotel Catedral solo lo saben ellos. Lo que se desconoce es qué argumentos guardaba Cazorla para que, en el momento decisivo y teniendo a la dirección regional del partido en contra, el duelo se decantara de su lado. 



Han pasado casi cuatro años dese entonces. La infinita estupidez política de Rivera le despeñó al permanente ridículo y llevó a su partido desde la cúspide luminosa de la cima a la insoportable oscuridad de la irrelevancia. Arrimadas dejó de ser la rosa de los vientos que tanta admiración provocaba entonces a convertirse en una política airada e inconsistente. Ciudadanos cogobernó con tino y lealtad en Andalucía, pero el rompeolas de todas las Españas que es, para bien y para mal, Madrid, acabó ahogando cualquier posibilidad de salvarse del naufragio. En Almería la representación del partido o ha emigrado al PP, como los alcaldes de Tíjola y Los Gallardos, o esperan a ser llamados, o son ignorados por no aportar nada a las alforjas de los populares almerienses o, sencillamente, ven con indisimulada satisfacción como aquél, que tantos desplantes les hizo en la etapa de Megino, o en otras posteriores se han quedado fuera de la partida. Y es aquí, en esta esquina de la venganza fría, en la que se ha quedado compuesto y sin partido Miguel Cazorla. 



Ha habido que esperar una legislatura, pero aquellos que nunca vieron en el concejal de los liberales una opción asumible, han visto con satisfacción como todo se ha consumado. 



El perfil de personalidad de Cazorla le hace incómodo para cualquier partido en el que milite. Le sucedió en el Gial y en Ciudadanos. Quienes han compartido militancia con él o han estado en las trincheras enemigas no le niegan capacidad de trabajo y presencia, pero tampoco ambición y protagonismo. Las formas con que actúa nunca le fueron propicias. Tampoco- para muchos de los que le han acompañado estos años-le ha favorecido su predisposición a estar a todo y en todos lados. Con razón o sin ella, Cazorla se ha metido en todos los charcos y esa actitud ha acabado manchando de barro una imagen que él siempre aspiró a revestirla de exquisita pulcritud. 



Su penúltima puesta en escena ha sido el estruendo del portazo con que se ha despedido de Ciudadanos y de su sustituto al frente de la candidatura, olvidando que tan importante es saber llegar a los sitios como saber irse. 


Aquella noche de abril Miguel Cazorla tenía guardada la metralla suficiente para doblar la voluntad de un partido en la cima. Hace apenas unos días su aspiración de continuar siendo la vela encendida del candelero no soportó el penúltimo soplo de un partido moribundo que camina hacia el pudridero.  


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