La España de los ‘cincuenta de La Moncloa’

Procurarse una buena imagen es parte sustancial de la política y de los políticos

Fernando Jáuregui
09:00 • 04 sept. 2022

Ignoro, porque nadie lo ha publicitado, quiénes son los cincuenta hombres y mujeres convocados por La Moncloa para debatir este lunes con el presidente Sánchez sobre, se supone, los temas de mayor actualidad presentes en la inquietante agenda de este otoño. Sé que no todos tendrán la oportunidad de expresar al hombre más poderoso de España sus cuitas, dudas o quejas. Más fácil lo tendrán, se supone, los ‘invitados’ que aplaudan este gesto para mejorar la imagen monclovita. Yo no osaré criticarlo: procurarse una buena imagen es parte sustancial de la política y de los políticos. Pero pido más, mucho más: puertas abiertas de par en par, que es algo que nunca se ha visto en este país nuestro. Y sigue sin verse.



Hasta ahora, la política de comunicación y ‘relaciones públicas’ de La Moncloa ha sido algo errática. Uno tiende a pensar que no está mal que gentes, obviamente seleccionadas con antelación, acudan a parlotear con un presidente que siempre nos ha parecido lejano. Y que, consciente de ello, se ha lanzado a esta campaña, ‘el gobierno de la gente’, que comenzaba este sábado nada menos que en Sevilla, escenario de la última derrota electoral socialista. Y epicentro, por cierto, en la polémica en el propio PSOE sobre si el Ejecutivo ha de indultar o no a José Antonio Griñán.



Así que si Feijóo empezaba su curso político en Cotobade y el ‘antiguo PSOE’ lo hacía en la leonesa localidad ugetista de Rodiezmo, Sánchez ha decidido hacerlo no con los ‘notables’ del IBEX, como hasta ahora, sino con ‘los cincuenta’, hoy aún anónimos, que han tenido la suerte --se supone-- de poder entrar en la insisto que no muy accesible Moncloa. Y, si no, que se lo digan al líder de la oposición, que solo muy rara vez es llamado por allí. O a los medios a los que Sánchez considera incómodos (bueno, él dice ‘hostiles’) y que nunca tienen la fortuna de poder entrevistarle.



Uno tiene la sensación de que, con la que está cayendo, sin embargo ya todo pertenece al humo generado por esos asesores de comunicación, por los estrategas que reivindican el ‘lo que parece, es’ más que el trabajo callado y constructivo. Hemos entrado en una larga precampaña electoral y Sánchez ha de aparecer más simpático a la gente: sabe serlo cuando quiere, y seguro que al menos ‘la España de los cincuenta’ saldrá encantada (y así lo manifestará ante las cámaras) del palacio donde el presidente habita y trata, por la vía internacional y por la nacional, de seguir habitando. Más vale eso, dar la impresión de que se escucha a las buenas gentes, que asustarlas con las calamidades previsibles para nuestra vida cotidiana este otoño e invierno, que desembocarán en las elecciones locales y autonómicas de la primavera, que parece que es lo que de veras importa.







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