Pedro el Grande

Pedro el Grande

Manuel Leon
21:39 • 29 sept. 2011
Esta mañana se habrá levantado con un nudo en la garganta y habrá besado la estampa de su Virgen del Rosario. Habrá mirado el tiempo que hace por la ventana y habrá desayunado un cortado en algún bar del pueblo. Su pueblo, Macael. Esta tarde, conforme se aproxime la hora, se sentirá como un adolescente nervioso y con acné ante su primera cita. No sabrá dónde meterse cuando llegue el momento, cuando el alcalde Raúl y los veteranos del Atlético Macael, esos héroes del fútbol modesto de los 80 y de los 90 comiencen a aplaudirle, mientra descorre la cortina que camufla la placa con su nombre en el campo de fútbol macaelero: ‘Ciudad Deportiva Pedro Pastor’. Y pensará que todo lo que ha hecho por su pueblo, desde que nació hace 84 años del vientre de Adoración Medina, habrá merecido la pena. Toda la vida condensada en un minuto, Pedro. Porque en el fondo, Pedro, como el resto de los mortales, ha hecho todo lo que ha hecho para que lo quieran, para que lo aprecien un poco en su pueblo. Podrán decir a partir de esta tarde de Pedro, de Pedro el Grande, del zar de Macael, uno de los tipos más bondadoso que han parido las montañas de Los Filabres, que sí hay gente como él que es profeta en su tierra. Y se acordará, Pedro, de sus inicios en la cantera familiar, cuando los bueyes acarreaban los bloques de oro blanco; se acordará de sus tiempos de delantero centro en La Salle, de sus años en el barrio de Sans, de cuando quiso ficharlo el Español y prefirió volverse a su pueblo, dando un disgusto a su padre que quería verlo de ingeniero. Y allí, con su empresa Luimasa y con su Macael del alma, se convirtió en un Medici del deporte, un Bernabeu, un Samitier, que hizo de todo con la casaca macaelera, desde jugador, entrenador a presidente. Dejándose sus cuartos de patrón honrado para que su equipo llegara hasta la división de bronce del fútbol español, desde el viejo Las Nieves hasta Torreperojil, Martos o Iliturgi, con gente como McGregor, Brasi, Vargas, Guirado o antes Escopeto. Hoy es su día, su gran día. Es el día de Pedro, de Pedro el Grande, un trozo de pan de Macael.






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