Salmerón da clases de fútbol

El director de la Escuela TAE nació en Almería y vive en el barrio de El Zapillo, pero su escuela está a muchos kilómetros ya que siendo un niño marchó a Madrid para integrar la cantera de un club donde se hizo hombre y aprendió esos valores que ahora le transmite al profesorado para que los alumnos tengan más fácil esa asimilación del Trabajo, la Actitud y el Esfuerzo. Con una carrera como jugador intachable y unos años en el banquillo donde ha vivido las mejores experiencias, Salmerón, quiere que los que empiezan en este deporte sepan aprovechar bien el tiempo y aprendan a vivir y a disfrutar como él.

Libro

Para el director de la Escuela TAE por encima de todo está la persona y a la hora de trabajar con profesionales o con niños siempre el respeto va por delante. Lo mismo que le enseñaron en el Real Madrid muestra a los que le rodean porque todo empieza con una buena relación en ese libro de fútbol que no piensa completar nunca, porque siempre hay cosas nuevas que aprender. 

Fue un gran alumno como futbolista y maestro aventajado en los banquillos donde ha dejado su sello de señorío y valores humanos

Estilo

Los equipos de Salmerón son muy reconocibles ya que gustan del buen trato del balón y por encima de todo está el buen juego sin olvidar que se compite para ganar. Competición siempre, pero no vale todo para un Salmerón que ha sabido ganarse un lugar en el fútbol español con ascensos de categoría importantes y el descubrimiento de jóvenes valores que hicieron carrera en el mundo del fútbol. Con la Escuela TAE entrega a su profesión todo lo que esta le ha dado. 

Consejos

A lo largo del curso deportivo y aprovechando la puesta en escena de los equipos, a José María Salmerón le gusta bajar al verde y aconsejar y corregir para que sus futbolistas lleguen lejos en un mundo tan apasionante.

Sabe llevar a los niños y deja en los padres los mejores consejos para que colaboren en la formación de esos niños que aprenden a vivir y a competir. A ganar y a perder en un fútbol siempre exigente. Su fuente de sabiduría lleva a la máxima exigencia a los alumnos: pero con los pies en tierra.