“Pisé el escenario de niña y sentí que ya no quería bajarme por nada del mundo”

La almeriense Zaira Montes, nominada por la Unión de Actores por ‘La casa de Bernarda Alba’

La actriz almeriense Zaira Montes. Foto: Sergio Lardiez
La actriz almeriense Zaira Montes. Foto: Sergio Lardiez
Evaristo Martínez
21:00 • 10 feb. 2023

Desde 1991, la Unión de Actores y Actrices reconoce los mejores trabajos del gremio en cine, teatro y televisión. Unos premios a los que opta, por segunda vez en su trayectoria, la actriz Zaira Montes (Cabo de Gata, 1981). Lo hace como secundaria por su papel de Martirio en ‘La casa de Bernarda Alba’, dirigida por José Carlos Plaza y con un potentísimo elenco con Rosario Pardo, Ana Fernández, Mona Martínez y Ruth Gabriel, entre otras intérpretes. La obra, que recaló en el Teatro Español en mayo del pasado año, recorrió casi todo  el país sin pasar, ay, por su Almería. 



 



¿Cómo recibió la noticia de la nominación?



Fue una sorpresa que recibí con enorme emoción y agradecimiento. Estar nominada justo por este trabajo es un regalo y un cierre a todo ese proceso, muy bonito pero también muy duro, de casi dos años. Es un personaje y una obra que requieren de mucha hondura y complejidad. Sin duda, sé que he crecido muchísimo como actriz.



Son sus compañeros los que reconocen su trabajo. ¿Eso hace que sea un premio más especial?



Sin duda. Entre nosotros conocemos los 'gajes' del oficio, que las propias compañeras y compañeros vean un trabajo y lo reconozcan lo hace aún más especial. Yo personalmente me lo tomo como un impulso que me dan y constato que en esta profesión no estamos solos: existe una red y una unión que te alienta a continuar. 



¿Cómo es su Martirio?



Si tuviera que destacar algo que descubrí y me fue guiando en el trabajo sobre ella sería su lucidez. Al chocar con las circunstancias opresivas familiares y sociales que le toca vivir, esa lucidez la hace sufrir profundamente y se convierte en un ser martirizante y martirizado.


José Carlos Plaza ya dirigió el texto en 1984. ¿Qué le ofrece al espectador de hoy?

Según el propio Plaza, 'La casa de Bernarda Alba', en este caso, va a la esencia, eliminando lo que en estos momentos, por el paso del tiempo, podría ser más accesorio y ofreciendo al espectador un espejo donde se ve que la potencia del mal está dentro de nosotros, que en todos existe un opresor y un oprimido, y que esto viene desde nuestros ancestros después de tanta represión por parte de la religión, la sociedad, el qué dirán... En definitiva, ofrece un espejo y también una señal de alerta ante el peligro de dejarse llevar por fanatismos que, desgraciadamente, en la actualidad siguen existiendo.


¿Qué se lleva del montaje?
Algo muy sencillo y muy útil: en todos los casos, pero en particular cuando con personajes u obras como esta (parte del imaginario popular y un reto, ya que todo el mundo tiene una idea preconcebida de ellas), no hay mejor manera de abordarlas que desde la inocencia y la desnudez más completas. Ir a tu esencia: solo desde tu autenticidad se puede llegar a crear algo valioso. También me llevo recuerdos inolvidables con ocho grandes actrices y amigas. 


Es su primer Lorca, aunque guarda un vínculo singular con el poeta.

Así es. Mi bisabuelo paterno era Francisco Montes Segura, pariente del Leonardo de ‘Bodas de sangre’. Es solo una anécdota, ya que la familia es muy grande, pero personalmente, y más siendo actriz, ha cobrado mucha relevancia en mi vida. Es mi primer Lorca en un escenario; sin embargo, en clases he ido trabajando sus textos durante años. Y tras este montaje he constatado algo que intuía: es un poeta inmenso, si te entregas a sus palabras te guía y te eleva fácilmente. Pero también es un pozo sin fondo: por más que indagas, siempre sientes que te queda muchísimo por recorrer. 


Sé que no le compete, pero ¿por qué esta ‘Bernarda Alba’ no llegó a Almería?

Lo ignoro, no tengo ni idea de si fue por presupuesto o si las programaciones estaban cerradas. Lo único que sé es la pena y la frustración tan grandes de no poder haber traído a mi tierra este montaje tan especial, con el que recorrimos las capitales andaluzas y gran parte del país.


Solo ha actuado aquí con ‘El padre’. ¿Es una espinita?

Así es, solo he actuado en el Maestro Padilla con ‘El padre’ protagonizada por Héctor Alterio. En la provincia, en Roquetas o El Ejido, he estado con montajes como ‘La geometría del trigo’ o ‘Hécuba’, pero Almería capital sigue siendo una espinita que espero sacarme muy pronto.


Estudió Empresariales y Marketing. Y supo que quería ser actriz. ¿Por qué?

La verdad que no fue lineal, no estudié esas carreras y luego supe que quería ser actriz. Ya lo sabía antes de estudiarlas, y durante. De hecho, mientras estudiaba Empresariales empecé a hacer cursos y talleres de teatro, y después mientras estaba con Marketing en Granada, a la par estudiaba en Escénicas y lo uní empezando a trabajar en compañías profesionales. Hasta hace unos años me pesaba haber estudiado esas carreras que nunca ejercí, el tiempo invertido ahí; supongo que las elegí porque en su momento creí una garantía para tener trabajo. Sin embargo, ahora sé que eso me hizo llegar a este mundo de la interpretación con una perspectiva más realista. El haberme licenciado no fue un factor determinante para dedicarme a ellas, no supuso un yugo, al contrario: me impulsó para ir de lleno a por lo que sí quería, y me alegro por ello.

¿Ha imaginado alguna vez quién sería hoy si no hubiera dado ese paso?

Prefiero no imaginármelo. Tengo la certeza de que hubiera sido alguien bastante deprimida y frustrada.


¿Qué ve cuando recuerda su primera vez sobre un escenario? 

A mí misma, de niña, descubriendo algo que no sabía muy bien qué era pero que me hacía plenamente feliz. Tengo un recuerdo muy nítido de una de mis primeras veces en el escenario. Fue en mi colegio de Cabo de Gata: recuerdo perfectamente la sensación de saber que mi madre estaba entre el público y de sentirme en ‘casa’, de no querer bajarme de ahí por nada del mundo.


¿Es hoy la actriz que se imaginó que sería cuando quiso ser actriz?

Creo que sí. Siempre imaginé y deseé una carrera a fuego lento que se fuera macerando con proyectos que tuvieran algo interesante que contar al público y, por lo general, está siendo así. Mis grandes referentes como actrices no son mujeres que hayan llegado y arrasado de manera rápida, no me interesa eso. Me interesa continuar investigando y buscar lo que me haga crecer como actriz. Aún así, esta profesión es muy dura y está rodeada de noes y de incertidumbres y al igual que la amo, tengo claro que si llega el día en el que sienta que en la balanza me pesa más lo negativo, espero poder soltarla con ligereza. Pero, por ahora, creo que aún tengo ganas de sobra para continuar en ella.


¿Quién le ha enseñado más sobre las tablas?

He tenido tres maestros: los compañeros, el público y la experiencia vital. Los compañeros porque el teatro es puramente trabajo en equipo, confiar en el otro al cien por cien. El público porque no hay teatro sin él y es un termómetro infalible para detectar si la obra se está contando. Y, por otro lado, la experiencia vital, todo lo que vives y observas, las alegrías, las decepciones...., todo, quieras o no quieras, va contigo al escenario. Esa experiencia, si se utiliza de manera correcta, es un punto de arranque buenísimo para luego llegar a lugares que no sabías ni que existían.


Colabora en el programa ‘La Sala’ de RNE. ¿Qué le aporta la radio?

Mucha libertad y mucho placer. La radio es un medio que he descubierto hace relativamente poco y del que estoy aprendiendo  muchísimo: poder acercarte al público de manera tan íntima y solo a través de la voz me parece mágico. Además, tengo la suerte de estar acompañada por Dani Galindo, un profesional maravilloso.


¿Qué la hace más feliz: un aplauso sobre el escenario o perderse en el Cabo de Gata?

No me lo pongas tan difícil... las dos cosas. Más que el aplauso, el silencio entre el público cuando la obra está llegando. Y perderme por Cabo de Gata las veces que haga falta: quienes lo conocemos bien sabemos que es un lugar misterioso y preciosísimo, uno no se cansa nunca de visitarlo.


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