“Hay socios que han pagado su cuota año y pico con Clasijazz cerrado”

Pablo Mazuecos es el alma de la Fundación Indaliana, que ultima el montaje de su segunda ópera

Pablo Mazuecos en el barco con el que Clasijazz trabaja por la autosuficiencia de los músicos.
Pablo Mazuecos en el barco con el que Clasijazz trabaja por la autosuficiencia de los músicos. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 14 nov. 2021

Aunque tiene a muchos voluntarios trabajando detrás, nombrar a la Fundación Indaliana para las Artes y la Música, Clasijazz, es casi lo mismo que decir Pablo Mazuecos. El colectivo, que agita el panorama cultural almeriense como pocos, ultima el montaje de uno de sus proyectos más ambiciosos: la puesta en escena de la ópera 'Così fan Tutte', con libreto de Lorenzo da Ponte y música de Mozart, los próximos 8 y 10 de diciembre en el Teatro Auditorio de Roquetas. Audiciones, castings y una infinidad de trabajo que no se han visto ensombrecidos por una pandemia de la que la sala de Oliveros ha salido indemne gracias a la lealtad de sus socios.



¿Por qué una ópera ahora, cuando la cultura no ha terminado de levantar cabeza?



Ahora que el nivel cultural va para abajo, creemos que es el momento de recuperar géneros que se han perdido. Nuestra intención es despertar los sentimientos hacia cuatro siglos de tradición al lado de los que no pintan nada ni el musical ni el cine. Según los clásicos, la ópera es la obra total porque implica una orquesta, un coro, solistas, vestuario... De ahí que se vayan a cumplir diez años de la última que hicimos, ‘Don Giovanni’. Nosotros, que nos atrevemos con todo, hemos tardado diez años en montar otra porque es mucho riesgo. 



¿Y quién espera que acuda a su llamada?



La idea es que el público fiel a este género que vive en Almería pueda ver una ópera del nivel del Liceo de Barcelona sin tener que viajar. Pero también queremos que la descubra esa gente que aún no la conoce, porque en una ópera están metidos todos los sentimientos. Solo hay que recordar que en ‘Pretty Woman’ Julia Roberts, tras asistir a ‘La Traviata’, dice que se ha meado de gusto en las bragas. (Risas). Todo el mundo tiene una primera vez en la ópera y nosotros estamos bridando una maravillosa. 



¿Quiénes están detrás de esta adaptación de ‘Così fan Tutte’?



Se trata de una producción del Teatro Cervantes de Málaga que cuenta con Curro Carreres como director de escena y Juan Luis Martínez como director musical y que llega aquí gracias al Teatro Auditorio de Roquetas y a la Fundación Indaliana para las Artes y la Música. En el elenco está el tenor Juan de Dios Mateos, entre otros solistas que hemos buscado en un casting que ha durado más de un año y que no logró frenar la pandemia. También forman parte del proyecto la Escuela de Teatro de Roquetas y un coro participativo. La historia está ambientada en una ciudad costera de Nápoles que podría ser Roquetas; es una lectura preciosa y muy cercana. 



Buscan figurantes en un casting previsto para el 21 de noviembre, a las 11 horas, en Clasijazz. ¿Qué perfiles necesitan?

Sí, vamos a hacer un casting para buscar figurantes como si fuera una película. En concreto, necesitamos a tres hombres y a tres mujeres, de 18 a 45 años, con ganas de participar en los ensayos y funciones de esta obra maestra del teatro musical de todos los tiempos y con disponibilidad del 29 de noviembre al 10 de diciembre.


Poniéndonos más profundos, ¿se ha sentido arropado Pablo Mazuecos durante la pandemia? 

Si nos hemos sentido respaldados de una forma sorprendente y exportable a otros colectivos, ha sido gracias a los socios que han seguido pagando las cuotas durante un año y pico con Clasijazz cerrado. Su lealtad tiene unas raíces más profundas de lo que creíamos. Y los que se han quitado ha sido por necesidad extrema.


Nosotros tampoco hemos estado parados: nos arriesgamos e hicimos una big band profesional y fundamos una asociación de big bands de toda España, de la que forman parte casi 3.800 personas, y un colectivo de clubes de jazz. Además, convertimos el almacén del bar en una sala de ‘streaming’ donde hemos hecho entrevistas con músicos increíbles y un café virtual, una programación online que vamos a continuar. 


Sin la red de voluntarios y socios, ¿Clasijazz sería viable? 

Para nada, y tampoco tendría sentido a nivel afectivo. Caería la motivación y el apego al sitio. Lo que nos da sentido es hacer las cosas para los socios y la sociedad; no estamos aquí para vender cuatro cervezas. 


¿Qué balance hace de su intento de crear un proyecto de vida sostenible para artistas?

Muy positivo. Compramos un barco y montamos un huerto para compaginar los ensayos y las actuaciones con la pesca y la recolección. Nos fuimos enseñando unos a otros alrededor de veinte músicos que vivimos aquí. Lo que íbamos recogiendo luego nos lo comíamos. Es el sueño de conseguir pueblos autosuficientes con arte y cultura, más en tiempos de pandemia con todo lo que eso supone. 


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