Los vegetales del mar: presente y futuro

Nuestros fondos albergan una gran cantidad de plantas fundamentales para el entorno marino.
Nuestros fondos albergan una gran cantidad de plantas fundamentales para el entorno marino.
Pedro S. Castillo
07:00 • 02 jul. 2018

Almería, conocida como la huerta de Europa, ha vivido tradicionalmente de espaldas al mar, solo cuando el turismo ha mostrado la importancia del mar como recurso ha comenzado a tenerlo en cuenta. ¿Y si la huerta de Europa consiguiera innovar y producir un nuevo tipo de vegetales? Los vegetales marinos podrían ser una inimaginable fuente de recursos para una provincia eminentemente litoral y que necesita tener alternativas de desarrollo y reutilizar instalaciones obsoletas o en desuso. 



El conocimiento de los vegetales marinos nos ayuda a comprender el mar, y partiendo de la convicción de que solo se valora lo que se conoce, en estas líneas trataremos de comprender la parte más vegetal de nuestra costa, aquella responsable de que el ecosistema marino funcione. Hemos de desterrar la absurda idea que nos hacer considerar a estos organismos como desagradables, peligrosos e incluso urticantes, que solo puede justificarse como consecuencia de la superstición o de un atávico sentimiento ligado al temor a lo desconocido. 



Cuando estamos paseando por la playa o nadando con nuestras gafas para disfrutar de las maravillas del paisaje submarino, podemos hacernos unas sencillas preguntas que nos ayudaran a tener una visión más real de estas 2/3 partes de nuestro planeta cubiertas por el agua marina. 



La más inmediata es ¿de donde vienen estos vegetales marinos? Las algas que aparecen en arribazones, arrojadas por olas y corrientes marinas, son restos de organismos que crecen sobre las rocas de nuestro litoral. Su hábitat natural es diverso, pueden habitar la zona de mareas –el intermareal- donde las algas verdes conocidas como lechugas y tripas de mar constituyen el elemento más característico. Pero la mayoría de las algas habitan en la parte sumergida de nuestros roquedos, espigones o puertos; formando desde poblaciones aisladas hasta formaciones como los “bosques submarinos”. 



Constituyen ambientes imprescindibles para un adecuado desarrollo de los peces y otros animales que son la base de la cadena trófica en el mar y responsables de un adecuado desarrollo de nuestras pesquerías. Entre ellas destacan los mujos y los sargazos, algas pardas que constituyen uno de los grandes grupos de vegetales marinos, que están alcanzando un desarrollo espectacular en lugares tan emblemáticos para los almerienses como el espigón de los gatos (de la antigua térmica). Ver las matas piramidales de mujos y sargazos rompiendo la cristalina superficie del agua nos habla de la aún buena calidad de nuestro litoral. 



Salpicadas entre las matas de algas verdes y pardas se encuentran otras, generalmente más pequeñas, de coloración rojiza, rosada o granate son las algas rojas. Algunas destacan por su consistencia elásticas o pétrea, por lo que resisten la embestida de las olas, lo que les permite colonizar las posiciones más expuestas del litoral; entre ellas destacan las pequeñas especies de nori o las coralinas que forman los cinturones calcáreos de nuestros espigones y roquedos que en ocasiones ofrecen esa particular coloración rosácea del rompeolas. 



Diferencias



La siguiente pregunta sirve para despejar dudas sobre una idea que ya empieza a calar en nuestra gente preocupada por el mar: ¿Son algas a todos los organismos a los que llamamos algas? Evidentemente no, junto a las algas aparecen en nuestras playas unas hojas largas, acintadas y muy flexibles, son las hojas de nuestras hierbas marinas, plantas tan complejas como las terrestres (con raíces, tallos, flores y semillas) que hace millones de años colonizaron los fondos marinos. 


Viven preferentemente arraigadas a las arenas iluminadas y entre ellas destacan las anchas hojas de Posidonia, cuyas comunidades colonizan una buena parte de nuestros fondos y constituyen las praderas submarinas que, junto a los bosques submarinos de algas, llenan de vida nuestros fondos. Pero además, desde un punto de vista físico, ofrecen un servicio ecosistémico excepcional: fijan las arenas submarinas, estabilizan los fondos y así contribuyen al mantenimiento de la estructura de nuestras playas durante los temporales de invierno. 


Junto a las hojas y tallos de Posidonia aparecen en las playas hojitas mucho más finas y largas de otra hierba marina conocida en nuestras costas como cintas o seda marina (seba en Canarias, donde constituye sus conocidos sebadales). 


Una última pregunta nos surge al compararlas con aquellas otras algas de las que más se habla en prensa, las microalgas . ¿Existen algas visibles a simple vista y otras microscópicas? Los tres grandes grupos de algas visibles (macroscópicas) comentados son aquellos que han conseguido alcanzar una mayor capacidad de desarrollo, han evolucionado hacia la consecución de organismos visibles a simple vista. 


Ellas constituyen solo la punta del iceberg de las más de 10 grandes estirpes de organismos fotosintéticos que empezaron a desarrollarse desde el principio de la evolución de la vida en la Tierra, allá por el Precambrico. Entre ellas se encuentran los grandes productores de nuevas sustancias bioactivas, las cianobacteria o las que pueden mitigar el efecto del cambio global en los océanos, los cocolitofóridos. Durante el verano abundan en el plancton los dinoflagelados, capaces de generar sustancias tan potentes que pueden producir importantes intoxicaciones o simplemente producir mareas rosas inocuas, como probablemente sean las que salpican nuestras costas estos días. En este sucinto repaso no podemos olvidar a las diatomeas, productoras de nieve marina y que también han sido capaces de generar formaciones geológicas tan importantes como la diatomita. Todos estos grupos forman parte del fitoplancton marino que durante todo el año desencadenan la cadena trófica pelágica, responsable de la vida marina que surca los mares. 


Para que estos organismos generen cadenas tróficas funcionales es fundamental mantener el equilibrio que, hasta la actualidad, ha dado lugar a la importante diversidad de nuestras costas y de todo el Mediterráneo. La flora de algas que disfrutamos es el reflejo de la naturaleza química del agua, su temperatura, el conjunto de radiaciones recibidas y las relaciones con el resto de los organismos marinos. Si logramos respetar este equilibrio, mantendremos las comunidades, y sus especies persistirán, por lo que podrán ser muy útiles en el futuro, pues probablemente puedan generar aplicaciones que hoy ni siquiera podemos imaginar. A modo de ejemplo, una de las últimas aplicaciones de las algas verdes consiste en la extracción de una serie de productos procedentes de su pared celular, los ulvanos, capaces de inducir mecanismos de protección contra plagas en los vegetales terrestres que consumimos. 


Gran importancia

Pero antes de entrar en las posibilidades de aplicación que tendrían los vegetales marinos, es preciso conocerlos, establecer su diversidad, su distribución y otras características de su ecología en nuestras costas a día de hoy. Quien haya disfrutado de nuestro paisaje submarino, con un simple equipo de buceo en apnea, en superficie, sabe que las algas constituyen un elemento clave en la estructura de las comunidades del litoral. Su conocimiento, cultivo y explotación quizás sea determinante para la resolución de algunos de los problemas que atenazan a nuestra especie, desde la falta de recursos alimenticios para una población en fase de crecimiento, hasta la obtención de productos bioactivos capaces de combatir importantes enfermedades.


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