Crónicas del ayer: el crimen de Bascuñana, un turbio asunto sin aclarar

La víctima fue tiroteada por un desconocido.
La víctima fue tiroteada por un desconocido.
José Ángel Pérez
18:23 • 13 mar. 2023

A mediados del mes de mayo de 1993, la Audiencia Provincial acordó sobreseer y archivar el sumario del denominado "Caso Bascuñana", el camionero almeriense asesinado de un disparo a bocajarro en su propia vivienda, ante la falta de pruebas contundentes. Carlos Bascuñana Soler, de 35 años, murió trágicamente la madrugada del 15 de abril de 1989 de un disparo en la cabeza, efectuado de frente y a corta distancia cuando se encontraba en el zaguán de su cortijo. 



La víctima fue tiroteada por un desconocido sobre las doce y media de la noche, en su cortijo situado en el paraje de Los Picos cerca de Los Molinos. 



Cuando ocurrieron los hechos, la mayor parte de la familia estaba durmiendo. Según parece, y así consta en el atestado de la Policía Nacional, a esa hora alguien llamó a la puerta del cortijo, por lo que la víctima se despertó levantándose para abrir la puerta y tras franquearla un disparo certero efectuado a escasamente un metro de distancia le destrozó la cabeza.



En estado crítico, alertada la Policía por los familiares, un vehículo "Zeta" evacuó al camionero hasta Torrecárdenas. El proyectil penetró a la altura del labio superior, siguió en trayectoria ascendente, ocasionándole lesiones irreversibles falleciendo después de haber sido intervenido quirúrgicamente.



La Policía Judicial inició las investigaciones practicando un minucioso reconocimiento de la vivienda y sus aledaños tomando muestras y tratar de localizar al autor del crimen, la recuperación del arma homicida y así poder establecer los móviles del asesinato. La pregunta era determinar, si Bascuñana conocía o no a su asesino y no se alarmase ante esa “visita” intempestiva a altas horas de la noche. El fallecido era una persona muy apreciada en el gremio del transporte, donde trabajaba como conductor de un camión frigorífico en una empresa del Poniente El crimen se presentaba muy complejo y difícil de resolver, al no haber existido testigos presénciales y que la víctima no pudo  articular palabra  durante las seis horas que estuvo en el hospital de Torrecárdenas.



Tres meses después, la Policía detenía el 31 de julio de 1989 a la esposa de la víctima, como presunta autora del parricidio y el 1 de agosto, el juez Enrique Peralta, decretó el ingreso en la prisión provincial de Acebuche. Fue encarcelada durante cuatro meses al serle detectado en la prueba de la parafina, restos de pólvora en su mano derecha, pero en noviembre quedó en libertad tras una resolución de la Audiencia revocando el auto de prisión, con libertad condicional y sin fianza. Un informe efectuado por el catedrático de Medicina Legal, Luis Frontela fue clave para la excarcelación de la mujer, al determinar el forense que los residuos hallados en las manos de la mujer no probaban que ella hubiese disparado armas de fuego. En su informe, el catedrático negaba la detección de antimonio y bario metales característicos que aparecen al efectuar un disparo con arma de fuego. La Policía siguió durante un cierto tiempo con el tema,  pero el interés se fue diluyendo poco a poco y aparte de la detención de la mujer no hubo más sospechosos. El arma no apareció, solo un casquillo, no hubo testigos y el caso fue archivado. Para la Policía el caso estaba técnicamente resuelto. Para los familiares de la víctima la incógnita se mantuvo en el aire: ¿Quién mató a Bascuñana?





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