Mariano, presidente

Mariano Sarmiento Díez, presidente del Club de Mar, en ‘Entrevistas con vistas’

Antonio Felipe Rubio y Mariano Sarmiento Díez, durante la entrevista.
Antonio Felipe Rubio y Mariano Sarmiento Díez, durante la entrevista.
Antonio Felipe Rubio
09:00 • 25 ago. 2022

'Entrevista con vistas’ tiene su base de operaciones en el Club de Mar de Almería. Desde el puerto deportivo zarpamos cada día para conocer más de cerca a nuestros invitados, y hoy era el momento de aproximarnos a este club de gran solera (75 años) de la mano del recentísimo presidente, Mariano Sarmiento Díez.



Mariano, como buen marino, destaca por su arboladura. No en vano viene de practicar rugby en sus años mozos, pero no como simple hobby sino como jugador de Primera División. Enseguida aflora su pasión por la vela y sus desvelos por la gestión del club que abrió su inclinación por la náutica. Desde niño, el Club de Mar (Pescadería) era como una extensión de su casa: deportes, juegos, amistades… Estas vivencias son muy diferentes a las que posteriores generaciones entregan su tiempo y contacto vital. Son cosas de la edad y de los tiempos cambiantes.



Intensa actividad



Mariano, aunque recientemente jubilado, mantiene una intensa actividad; de momento, ya ha cursado tres visitas en el ecuador de la Feria, y no descarta continuar otras prospecciones al Real en el vano intento de localizar lo que más echa de menos: las panochas asadas. “Esa mazorca de maíz, su textura y su aroma forman parte del recuerdo que queda inserto en los sentidos de la juventud y permanece para siempre”. De la Feria de Almería destaca su modernización, comodidad y calidad creciente como hitos alcanzados para ofrecer mejor servicio a la ciudadanía. Y es que a Mariano le seduce la idea de ofrecer y mejorar los servicios que pueda brindar una institución como puede ser un consistorio o un club en el ámbito del deporte, el ocio o la cultura. Sobre este asunto esboza algunas novedades en la gestión del Club como un convenio con la UAL para ofrecer las instalaciones del Club para conferencias y la recuperación de fiestas sociales que excedan de las puntuales de San Juan o Navidad.






Navegamos a bordo de la embarcación de su propiedad ‘Red Shark’ (tiburón rojo). Desde la roda progresa hacia las amuras la figura de unas impresionantes fauces de un tiburón leviatán que, cuando el barco navega, pareciese que el escualo se tragase la mar. Esta embarcación dispone de una generosa manga con amplia bañera, en la que nos retrepamos para una animada conversación. Mariano es hablador, casi no deja que termines de preguntar cuando ya prorrumpe la respuesta. Su tono es vívido, sencillo y fluido; quizá fruto de su relación laboral con personas del sector de la construcción -fue director de obras en Jarquil- con las que se solucionaban problemas que había que saldar a satisfacción de todos los implicados, y eso requiere mano izquierda y capacidad de convicción.



Punto de encuentro



El joven Sarmiento, cuyo significado es vástago de la vid, sigue los pasos de su padre y lleva el timón con destreza y determinación. Para Mariano es una gran satisfacción que sus hijos le secunden en la pasión por la mar y el deporte, siendo el Club de Mar un punto de reunión inexcusable. Esta tranquila travesía supone el anticipo de otras mucho más eléctricas, pues el Red Shark se prepara la Regata Ruta del Coral pertrechando lo necesario para conseguir el máximo rendimiento de la embarcación. Por la tarde, toca trabajo de inspección y preparación: se aduja la cabuyería, se aclaran escotas, se desestiba peso innecesario y se trinca y abarrota cualquier elemento que ande suelto; por último, se vuelven a inspeccionar y “acariciar” las velas, alma y motor que impulsa y energiza la embarcación. 


Ante esta singladura deportiva aguarda el ambicionado trofeo; para la gestión del Club de Mar, la sensación del deber cumplido y el buen servicio prestado. 


En ambos casos, Mariano, ¡buena proa!


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