Se avecina un verano con alta presencia de medusas en las playas

La elevación de la temperatura del mar, entre otros factores, provocará su llegada

Los biólogos y expertos marinos advierten que este será un verano de medusas
Los biólogos y expertos marinos advierten que este será un verano de medusas La Voz
Antonio Fernández
07:00 • 20 jun. 2021

La amenaza de la llegada de las medusas a las playas y costas almerienses se va incrementando a medida que el verano que hoy comienza oficialmente se nos echa encima. El calor y la fuerte insolación están elevando la temperatura del agua del mar, territorio ‘amigo’ para estos incómodos vecinos.



En cualquier caso no es la única razón por la que este animal, del grupo de los celentéreos, se acerca cada año a las costas ni de que se repitan las ‘oleadas’ que tan molestas resultan a los bañistas (en agosto de hace dos veranos más de 1.600 personas precisaron asistencia sanitaria en Almería a causa de las picaduras de las medusas). Junto con la elevación de la temperatura del mar que se registra en los últimos años, a causa del cambio climático, la escasez de depredadores y la muy escasa salida al mar de aguas dulces son las principales causas.



Sin ‘enemigos’
Tanto la organización internacional Oceana, como el colectivo almeriense Grupo Ecologista Mediterráneo, explican que uno de los problemas que están dando lugar a la proliferación de las medusas es la disminución de las poblaciones de tortugas marinas, con frecuencia víctimas de las actividades pesqueras.



Aunque tienen otros depredadores, las más activas son precisamente las tortugas que habitan en el Mediterráneo que tienen entre sus alimentos predilectos a las medusas porque les resultan más fáciles de capturar por la lentitud de sus movimientos y sus desplazamientos.



Agua dulce
La tercera causa de esa abundancia en los meses de verano (en realidad todo el año), reside en el hecho de que cada vez hay una menor aportación de aguas continentales, agua dulce, en las costas del litoral español, y muy especialmente en el área del Mediterráneo.



La inmensa mayoría de las especies de medusas que habitan este mar prefieren las aguas saladas y normalmente se alejan de las dulces. Sin embargo desde hace años las costas levantinas y, entre ellas, las almerienses, ya no reciben aportes de agua desde tierra, los ríos, arroyos, afluentes o vertidos hídricos prácticamente son inexistentes, lo que permite a las medusas a aproximarse a la línea de costa e incluso estar presentes en gran parte de las playas.



Clima templado
A lo largo del invierno y la primavera de este año la provincia de Almería y sus costas han vivido un ciclo de temperaturas más cálido de lo habitual, como ha señalado la Agencia Estatal de Meteorología y el Ministerio de Transición Ecológica.



El agua del mar ha estado más caliente de lo habitual en estas fechas y esas condiciones, “favorecen la abundancia de fitoplancton, el alimento principal de las medusas, y a su vez generan las condiciones ideales para la proliferación de estos invertebrados en verano”, explica Enric Sendil, CEO de Safe Sea, empresa que produce uno de los protectores más eficientes  para evitar la picadura de las medusas.


La inmensa mayoría de las medusas no son peligrosas para la salud humana y su picadura (que se produce por contacto, momento en el que la medusa eyecta una especie de filamentos -nematocistos- que inyectan el veneno) suele generar una sensación dolorosa y ardor en la zona afectada que desaparece en unas pocas horas. Ante una picadura hay que retirar cualquier residuo de la piel, lavar con agua salada (nunca dulce) y evitar frotar con toallas, con arena o rascarse en la zona afectada.


Ojo, peligro
Si bien la mayor parte de las medusas que viven en el Mediterráneo no son peligrosas y los efectos de sus picaduras son molestos, o dolorosos, pero desaparecen en unas pocas horas, la entrada por el Estrecho de Gibraltar de la conocida como Carabela Portuquesa ha hecho cada vez más frecuente su presencia en Almería.


A diferencia de las mediterráneas, la Carabela se desplaza con una especie de ‘globo’ de aire que utiliza como vela. Su veneno es neurotóxico, citotóxico y cardiotóxico, produciendo dolor intenso,​ e incluso en algunos casos la muerte (poco frecuente). Si se avista, es mejor permanecer alejados de ellas.



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