El Mar de Alborán ’tiembla’ con miles de seísmos en el último mes

La secuencia se desató tras el terremoto de 6,3 grados del 25 de enero y, ahora, cada 10 o 15 minutos se produce un temblor

Mapa del IGN de ayer por la mañana, con el triángulo de alerta frente a Almería.
Mapa del IGN de ayer por la mañana, con el triángulo de alerta frente a Almería.
Eva de la Torre
10:24 • 23 feb. 2016

Desde que el pasado 25 de enero se registrara un terremoto de magnitud 6,3, según la escala de Richter, miles de seísmos se han producido en el Mar de Alborán, frente a la costa de Almería. De todos ellos, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha estudiado más de 1.600, incluido el de este martes, registrado a las 11,12 horas y de una magnitud de 4,1.




Si se analiza el listado de terremotos que publica el IGN, se aprecia como desde finales de enero cada diez o quince minutos, a veces menos, se registra un temblor. La mayoría de ellos se producen a unos 100 kilómetros al norte de Melilla, frente a la costa de Almería; en el denominado Alborán Sur, aunque en estos días, también ha habido terremotos en Alborán Norte, mucho más cerca del litoral peninsular, e, incluso, en Turrillas, donde hubo un seísmo el pasado 21 de febrero de magnitud 2.




Mañana del martes
 Los seísmos varían de intensidad, y muchos de ellos no pasan de magnitud 2. No obstante, solo ayer, entre las 8,45 horas y las 10,15 horas, se produjeron dos temblores de 4,3 y 4,1 grados. Así, según ha informado el jefe de la Red Sísmica Nacional, Emilio Carreño, en la mañana de ayer se han producido dos temblores, uno de magnitud 4,3, a las 9,46 horas y otro de 4,1 a las 11,12 horas que se han sentido en Melilla, Málaga y otras localidades de la zona.
Además, Carreño ha indicado que, desde que este lunes se registrase un temblor de magnitud 5,1 en la escala Richter a las 4:46 horas, se han producido en torno a una treintena de réplicas y que “se espera que se seguirán produciendo seísmos de magnitudes bastante elevadas y a una profundidad casi superficial, como mucho a unos 10 kilómetros”, lo que hace que se sientan más por la población.




El jefe de la Red Sísmica ha señalado que desde el 25 de enero el IGN está analizando todos los temblores y de momento ha estudiado 1.600, los de mayor magnitud, aunque “aún faltan muchos más”, de magnitud hasta 0,1 o 0,2.




En cualquier caso, Emilio Carreño ha informado que el Instituto Geográfico Nacional está “ya” trabajando con la Universidad de Granada y con la Universidad Complutense de Madrid toda la actividad sísmica en la zona del Mar de Alborán para, dentro de unos meses, tener un mejor conocimiento de la situación.




Numerosas fallas liberando energía
En cuanto al origen de esta cantidad de terremotos en la misma zona, Carreño ha explicado que “esta claro que no todos derivan del terremoto del 25 de enero, sino que hay otros muchos que se están originando en la multitud de fallas que hay entre Almería y Alhucemas”.




El jefe de la Red Sísmica ha añadido que esta zona es de gran actividad sísmica porque hay numerosas fallas activas que están liberando energía y que, tras el terremoto del 25 de enero hay otras muchas pequeñas fallas más pequeñas que se están disparando y produciendo actividad. “Son pequeñas fallas que pueden tener movimientos muy dispares”, ha comentado.




Respecto a los movimientos, ha indicado que hay una especie de rozamiento entre las placas africana y europea que se están deslizando en paralelo. En todo caso, de momento no hay un estudio de toda la actividad que se está produciendo en al zona, ya que los expertos del IGN creen que con el análisis pormenorizado de epicentros e hipocentros, dentro de unos meses se podrá volver a analizar todo y se podrán observar líneas más claras.


Estaciones y acelerógrafos
En la provincia de Almería existen dos estaciones permanentes: en Berja y en Níjar. Además, la Red Sísmica Nacional cuenta con 14 acelerógrafos repartidos por toda la provincia, desde Adra, hasta Vélez Rubio. Estos instrumentos permiten medir la aceleración registrada a causa del movimiento del suelo durante un terremoto y proporcionan una información muy útil al ingeniero o arquitecto, ya que, junto con los mapas de peligrosidad sísmica, permiten establecer los criterios para diseñar una determinada estructura.



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