El VAR del festival: selfis y paraguas para empezar Fical

El Festival de Cine de Almería, desde otro punto de vista

La estrella de Aitana Sánchez-Gijón, muy pasada por agua.
La estrella de Aitana Sánchez-Gijón, muy pasada por agua.
Álvaro Hernández
19:24 • 18 nov. 2022 / actualizado a las 19:29 • 18 nov. 2022

En este noviembre de 2022 se produce un hecho tan insólito como irrelevante: la FIFA ha contraprogramado al tradicional Festival Internacional de Cine de Almería y, por primera vez en la historia, el Mundial de fútbol coincide con Fical.



Aprovechando que estos dos eventos coinciden en el tiempo, desde estas líneas proponemos colarnos en la sala de videoarbitraje de Fical para ver el festival desde otro punto de vista y, como anunció el director de este periódico, darlo “desde todos los ángulos que puedan interesar a la opinión pública”. Sin escatimar en esfuerzos.



A nadar



El primer gran acto de Fical 2022 podría haber sido la inauguración de una piscina municipal, por obra y gracia de una lluvia tan esperada como inoportuna. Pero la velocidad de reacción de la Diputación lo evitó: en el parpadeo que dura una rueda de prensa, el equipo de la casa provincial rescató tres carpas de la institución utilizadas habitualmente en eventos deportivos y cubrió la zona en la que Aitana Sánchez-Gijón descubrió (y escurrió) su estrella.



El VAR captó a las puertas del Teatro Cervantes imágenes para todos los gustos.



Llamaba especialmente la atención la triple cola para hacerse un selfi con la actriz: una de políticos, otra de prensa y otra de los valientes que acudieron al acto, un viernes lluvioso a las 12 del mediodía.



Precisamente la lluvia convirtió el acto en una pasarela de paraguas que dejó otro detalle solo apto para los muy cafeteros: Aitana Sánchez-Gijón llegó, con un paraguas transparente y emulando ‘Cantando bajo la lluvia’, escoltada por Javier Aureliano García y María del Mar Vázquez, ambos con sendos paraguas negros con logotipo institucional. Agrada (y tranquilizará a muchos) ver a la alcaldesa bajo el amparo de la Diputación, literalmente. 



Por cierto, la lluvia regaló algo poco habitual a los almerienses: las estrellas estaban relucientes (y no las tapaba ningún bar).


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