‘Érase una vez en Euskadi’: tierna y agridulce historia de iniciación en los 80

Manu Gómez revisa 1985, y sus propias vivencias, a través de la mirada de cuatro niños

Cartel de Érase una vez en Euskadi, presentada en la Diputación por su director, Manu Gómez, y por los actores Vicente Vergara y Betiza Bismark.
Cartel de Érase una vez en Euskadi, presentada en la Diputación por su director, Manu Gómez, y por los actores Vicente Vergara y Betiza Bismark.
Evaristo Martínez
20:45 • 20 nov. 2021

Cuántas historias de iniciación transcurren en verano. Que se lo digan a Stephen King, que las cuenta como nadie. Sin clases, con todo el tiempo del mundo (más cuando hablamos de otros tiempos), las vacaciones, la desconexión con la rutina escolar, son un territorio fértil para hablar de las primeras veces. De ese momento de tu vida en que comienzas a dejar de ser un niño pero aún no eres un adulto. Nos lo han relatado muchas veces, sí, pero siempre volvemos ahí, como en un día de la marmota al que nos entregamos aún conociendo el desenlace.



Pero cómo se agradece cuando alguien apuesta por aportar nuevos matices, nuevos colores. Como hace Manu Gómez en 'Érase una vez en Euskadi', proyectada este sábado en el certamen Ópera Prima del Festival Internacional de Cine de Almería (Fical).



Aún quedan muchos títulos por desfilar por la pantalla del Cervantes pero creo que pocos calarán tanto a tantos espectadores de edades distintas. Difícil no rendirse a este entrañable, tierno y amargo 'coming-of-age' ambientado en el Euskadi de 1985 que sigue durante un verano de plomo y lluvia a cuatro amigos de 12 años, la mayoría hijos de emigrantes andaluces. Como lo fue su director y guionista, que la ha presentado en Almería acompañado pro los actores Vicente Vergara y Betiza Bismark.



En 'Érase una vez en Euskadi' no hay terror a lo Stephen King pero sí aparecen los fantasmas del terrorismo, de la violencia callejera, de la heroína, del Sida, del paro, del patriotismo mal entendido. Ese el paisaje en el que se mueven Marcos (Asier Flores), José Antonio (Hugo García), Paquito (Miguel Rivera) y Toni (Aitor Calderón) aunque a ellos lo que les preocupa de veras son las cosas propias de su edad y de su momento: llamar la atención de esa vecina de enfrente que te saca diez años, tener un vídeo, aprobar el examen de euskera, emular a tu hermano mayor, aún a sabiendas de las decisiones erróneas que va tomando, convertirte en Perico Delgado... 



En ese equilibro entre el contexto histórico y el momento vital de los chavales -¡qué prodigiosos están los cuatro jóvenes actores!- y en su recreación de los 80, brillante pero sin recargar las referencias a una época mitificada, toca la fibra esta 'Érase una vez en Euskadi', ópera prima de Manu Gómez, hijo de granadinos emigrados al País Vasco a los que homenajea en un filme cuya aparente sencillez formal esconde no pocos hallazgos (esa muerte inesperada narrada fuera de plano). 



La banda sonora de Aránzazu Calleja y una perfecta selección de canciones, con especial mención a los momentos en los que suenan 'Cerca de las vías', de Fito & Fitipaldis, y 'La cuenta atrás', de Los Enemigos, terminan por desarmar al espectador, abocado a un merecidísimo aplauso final.



Otra de amigos en un País Vasco convertido en ruta de Interraíl

La segunda jornada del Festival Internacional de CIne de Almería ha programado también 'Descarrilados', de Fernando García-Ruiz, comedia con guion de David Marqués ('Campeones') que promete más de lo que acaba dando pese a regalar algún momento de carcajada fácil. Tres amigos (Ernesto Sevilla, Julián López y Arturo Valls), 'peterpanes' cuarentones, deben cumplir la último voluntad de un amigo fallecido (Jordi Aguilar): hacer el Interrail que no pudieron realizar en su juventud.


El rodaje previsto por Europa se frustró por la pandemia, por lo que a través del croma, de imágenes de recurso y de planos medios rodados con inteligencia, se convirtieron paisajes de Vizcaya y Guipúzcoa en París, Berlín, Roma, Split y Praga.




Chascarrillos sobre la diversidad cultural (alguno rozando lo racista aunque, para disimular, también se da caña a los españoles), apuntes escatológicos, desfases fiesteros y elogio de la amistad perdida para esta suerte de 'Resacón en Las Vegas' de estética 'low cost' que satisfará a los incondicionales de sus protagonistas y de la comedia gamberra


Fernando García-Ruiz, los actores Alicia Fernández y Jordi Aguilar y la directora de arte Lucía Lence han sido los encargados de presentar el filme en el certamen Ópera Prima.





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