El Banco Malo saca a la venta Macenas en Mojácar por 30 millones de euros

Ficha a una gestora californiana para vender el campo de golf, el club y suelo para 970 casas

La gran macenas,  en la costa de Mojácar, en el momento  en el que inició su construcción a partir de 2006, por la promotora Med Group.
La gran macenas, en la costa de Mojácar, en el momento en el que inició su construcción a partir de 2006, por la promotora Med Group.
Manuel León
07:00 • 07 mar. 2020

Macenas, la joya turística del levante almeriense, vuelve a respirar tras siete años en el dique seco. La finca, a medio urbanizar, enclavada en uno de los últimos promontorios vírgenes de la costa de Mojácar, ha sido por fin puesta a la venta por su actual propietaria, la Sareb o Banco Malo, tras decidir el pasado verano ejecutar la hipoteca fallida de Bankia, Catalunya Caixa y Caja Granada, por valor de siete millones de euros y adjudicarse el activo. 



Para comercializar este imponente complejo turístico almeriense, la entidad presidida por Jaime Echegoyen ha decidido tirar por lo alto y fichar a CBRE -antigua Richard Ellis- la primera gestora internacional de inversiones inmobiliarias con sede en Los Angeles (California). 



Dado el tamaño del complejo que sale a la venta -campo de golf de 18 años, club de playa y terrenos para edificar 970 viviendas turísticas- el Banco Malo ha decidido agrupar todos los activos en un solo paquete y cederlo a comisión a la gestora norteamericana con tentáculos para llegar a grandes inversores en Europa, América y Asia, antes que apostar por una comercializadora nacional, como hasta ahora ha venido haciendo el Banco Malo con paquetes residenciales por toda España heredados de créditos promotores fallidos. Los activos de Macenas se venden en conjunto por un valor de 30 millones de euros, según fuentes cercanas a la operación que han tenido acceso al cuaderno de venta. 



En esta cifra entra el campo de golf de 18 hoyos en primera línea de playa, el club social, 40 villas en construcción, una parcela para 143 apartamentos ‘Cinco llaves’ que quedaron en cimentación, dos parcelas hoteleras más para 430 apartamentos turísticos, otro terreno para cincuenta dúplex y dos solares más también para 313 apartamentos. 



En Macenas están habitadas unas 70 viviendas que fue vendiendo poco a poco hace ya varios años el Banco Popular, otro de los acreedores de la sociedad Med Macenas que dio en quiebra como filial de Med Group. Esta última compañía, del inversor catalán Jordi Rovinat, es propietaria aún del hotel de cinco estrellas que quedó sin concluir junto a la playa, que iba a ser explotado mediante la marca Westin, y que probablemente pueda ser vendido al grupo inversor que pudiera quedarse con Macenas.





Med Macenas entró hace tres años en concurso instado por la comunidad de propietarios a los que adeuda también más de 55.000 euros por gastos derivados del mantenimiento y conservación del complejo, además de otros acreedores como la Agencia Tributaria, a la que adeuda 300.000 euros. 



La Tesorería de la Seguridad Social subastó en dos ocasiones, sin éxito, en 2014 y 1015, el campo de golf, por 153.000 euros, con unas cargas de 2,6 millones, sin que se presentase ningún postor. Con la hierba arrasada desde su cierre hace seis años, la instalación deportiva es clave para recuperar el complejo. 


Un carrusel de nombres propios: Polansky, Villar Mir, Soros y Rovinat
La gran Macenas, que nació en 2006 alentada por un fondo de inversión del magnate Georges Soros, fue una de las víctimas más principales del estallido de la burbuja inmobiliaria.


Lo que no pudieron grupos medioambientales, que la acusaron de ser un segundo Algarrobico, lo pudo la crisis financiera. Durante décadas, Macenas lleva décadas durmiendo el sueño de su desarrollo, desde que Laing iniciara los primeros trámites para su desarrollo, a mediados de los años 80. Ahora, cuando uno transita por esa carretera que serpentea desde Mojácar al Sopalmo, verá el campo de golf seco, el esqueleto de cemento del hotel, los solares vírgenes frente al mar de piratas, el limoniun estevei replantado, el desvencijado Beach club como los que aparecen en las novelas de Scott Fitzgerald, el Perulico y el Sombrerico y la antigua discoteca Tuareg de los 90, ahora casa de Mauro.



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