El gran depósito de agua del barranco de las Bolas

En 2021 se iniciaron las obras para llevar el agua de la Pipa al depósito de San Cristóbal

El depósito de San Cristóbal está unido con el de la Pipa a través de cuatro kilómetros de tuberías.
El depósito de San Cristóbal está unido con el de la Pipa a través de cuatro kilómetros de tuberías. La Voz
Eduardo de Vicente
20:22 • 24 jun. 2023

Recuerdo que existía un temor común en Almería, un miedo que perjudicaba a todos, a ricos y pobres, a los que vivían por el Paseo y a los vecinos de los arrabales más alejados. Ese mal endémico que casi todos los veranos teníamos que sufrir, coincidiendo casi siempre con los períodos de más calor, nos llegaba cada vez que nos quedábamos sin agua. Cruzamos por los años setenta tratando de hacernos modernos sobre la proa de la Transición y llevando cubos de agua a las cocinas desde alguna fuente próxima o desde la casa de algún vecino que tenía un depósito en el ‘terrao’.



En julio de 1975, aparecía un artículo en el periódico donde se apuntaba que: “El problema del agua en Almería es viejo y casi eterno. Los cortes y ausencias son prolongados últimamente”. En los días que se iba el agua uno tenía la sensación de que hacía más calor. El piso de las calles, que en muchos lugares era de tierra, echaba humo después del medio día, y daba miedo hasta cruzarlo. La sensación de sopor se hacía insoportable sin en los momentos sin agua pasaba algún coche de caballos dejando su rastro de boñigas pestilentes, o uno de aquellos camiones de la basura que iban destapados y nos perfumaban las calles en su lento caminar. Y si además aparecía el vendedor ambulante del pescado dejando sobre el suelo su goteo de agua maloliente, el panorama era desolador.



La ciudad quería crecer, la gente progresaba, la clase media disfrutaba de su coche y de su televisión, íbamos con decisión hacia la democracia que estaba a la vuelta de la esquina, rebosábamos de modernidad en una Almería donde casi todos los veranos teníamos que pasar varios días sin agua. De vez en cuando, alguien escribía una denuncia en la prensa diciendo, más o menos, que qué iban a pensar nuestros queridos turistas que venían todos los veranos a los apartamentos del Zapillo cuando abrieran el grifo de la ducha y se encontraran sin agua.



Para intentar solucionar el grave problema de los cortes y asegurar el abastecimiento en la capital, en 1977 se construyó un nuevo depósito regulador para complementar al que existía en el paraje de la Pipa, al norte del barrio de los Molinos. Este nuevo depósito se ubicó en uno de los puntos más elevados de la ciudad, entre el cerro de San Cristóbal y el lugar conocido como el barranco de las Bolas, y tenía como principal cometido la recepción del agua que procedente del embalse de Beninar se bombeaba desde Aguadulce para su distribución en la capital. Fue una gran obra que constaba de dos vasos con una capacidad de veinte millones de litros de agua, con sus correspondientes equipos de cloración. El de San Cristóbal se conectó a través de cuatro kilómetros de tuberías de fibrocemento con el depósito de la Pipa. Los conductos corrían bajo tierra atravesando el barranco de las Bolas, el Quemadero, la parte norte del barrio de los Ángeles, la Molineta, la rambla de Amatisteros, el paraje de la Magnesita y la Loma de Acosta para salir, cruzando bancales, a la zona de la actual avenida Madre Aznar y desembocar en la Pipa.



La puesta en marcha del depósito de San Cristóbal mejoró el servicio del agua en la ciudad, pero no evitó que en septiembre de 1983 Almería se quedara paralizada al quedarse un día completo sin agua. Se produjeron una serie de averías coincidentes en las tres principales fuentes de suministro, fallando el bombeo en el canal de Aguadulce, laTandilla y los pozos de Belén, quedando la ciudad sin una gota del líquido elemento. Solo se libraron de la ‘sequía’ de aquel día los vecinos previsores, aquellos que tenían instalados en los terraos los clásicos bidones de uralita que utilizábamos en Almería para tener una reserva de agua y los bloques de pisos que contaban con sus correspondientes aljibes. Cada vez que se construía un piso la comunidad de vecinos solía rematarlo con un depósito para utilizarlo en casos de necesidad.



El depósito del agua de San Cristóbal ha vuelto a ser noticia en los últimos años, ya que en 2021 se iniciaron las obras para llevar allí el agua que procedente de la desaladora se almacena primero en el depósito de la Pipa. Los trabajos van muy avanzados y se espera que para el próximo año estén completamente finalizados.





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