El Lugarico: Por qué debemos ir a votar el 28M

La soberanía popular libremente expresada es la base de nuestro régimen político

El 28 de mayo se celebran las elecciones municipales.
El 28 de mayo se celebran las elecciones municipales. La Voz
Francisco Giménez-Alemán
19:50 • 20 may. 2023

Los muchachos que este 28 de mayo van a votar por primera vez en su vida, y en general la gente joven, deben saber por qué los españoles estamos llamados a las urnas para elegir concejales, diputados provinciales y alcaldes, y por qué nuestro sufragio es importante, decisivo, y el acto más importante del sistema democrático que disfrutamos en España desde la promulgación de la Constitución de 1978. La soberanía popular libremente expresada es la base de nuestro régimen político, y de ahí que cada español y cada española designen el próximo domingo con su decisión el gobierno de los Ayuntamientos durante los cuatro próximos años. No hay ningún otro ejercicio de la libertad individual semejante al de acudir al colegio electoral y depositar en la urna la papeleta que queramos. Es decir, que podemos votar a quien nos dé la gana.



Y para la gente de mi generación y anteriores esto no era así. Los alcaldes no se elegían por votación popular, sino por expreso deseo de Franco a cuya aprobación eran sometidos los nombres de los candidatos propuestos por el Movimiento Nacional, o sea el partido único de obligada afiliación por todos los españoles. Siempre he creído que uno de los males que arrastra desde la transición la convivencia política en nuestro país se debe a la congelación del sistema democrático durante cuarenta años. No es posible caminar si has tenido las piernas entablilladas tanto tiempo. Ni es posible la vuelta sin dificultades al ejercicio de los derechos fundamentales si durante cuatro décadas han estado prohibidos.



Recuerdo la impresión que me produjo coincidir con unas elecciones legislativas la primera vez que salí al extranjero, cuando a mitad de los años sesenta viajé a París. Eran los comicios de la V República en los que fue reelegido De Gaulle, y para los españoles aquello constituía una gran novedad: que el jefe del Estado, y por ende héroe nacional de la Resistencia frente a Hitler se sometiese al dictamen de las urnas, era todo lo contrario de lo que vivíamos en España un cuarto de siglo después de nuestra guerra civil. El empecinamiento de Franco en perpetuarse en el poder ha sido la causa de no pocos males posteriores de la vida española.



De ahí que debamos felicitarnos porque desde hace más de cuarenta años estemos homologados a las naciones de nuestro entorno europeo y podamos decidir quien ha de gobernar nuestros destinos en los distintos niveles políticos: nacional, autonómico y local. Y es el momento de convalidar la gestión cuatrienal de los que están o sancionarla para dar oportunidad a otros. Las encuestas vienen diciendo que el 28M será el primer aviso a Pedro Sánchez en las personas de los administradores autonómicos y municipales, por lo que ha cundido la preocupación en el mundo socialista, muchos de cuyos líderes reniegan de la cercanía con quien está siendo calificado como el peor Presidente de nuestra Democracia.



Es bastante probable que el cuerpo electoral pase factura a un presidente de Gobierno que ha mentido sistemáticamente desde que tomó posesión, sobre todo en lo referente a sus alianzas. Después de repetir hasta la saciedad que con Podemos, Bildu e independentistas no iría ni a la vuelta de la esquina, pactó con los tres grupos para alcanzar en el Congreso de los Diputados la mayoría que le permitiría formar el llamado gobierno Frankenstein (certera definición de Pérez Rubalcaba) que se ha mantenido cuatro años gracias a cesiones y concesiones inasumibles por el resto del Parlamento y que han tenido su broche de oro en las cuantiosas promesas de viviendas y otras canonjías para cuantos ilusos puedan seguir creyendo en la realidad virtual que ofrece Pedro Sánchez. Ah, y cine a dos euros para la gente mayor (no incluye las palomitas).



Pero la grandeza del sistema democrático está precisamente en la capacidad de discernir de cada ciudadano, gente que no comulga con ruedas de molino y no se cree por tanto este festival de promesas, por otra parte imposible de cumplir a poco que echemos cuentas de la magnitud de recursos presupuestarios que se precisan para dar cumplimiento a esta lotería de premios y regalos. Los últimos procesos electorales en España han puesto de relieve la mayoría de edad de los votantes que a lo largo de cuatro años van cargando su mochila de lo bueno y lo malo de la gestión política, y llegado el día de las elecciones vuelcan en las urnas su conformidad, su descontento o su no sabe no contesta. En el histórico de cerca de más de cuarenta años de comicios locales en Almería tenemos el ejemplo de cómo los electores han sabido distinguir la paja del grano y han ido sancionando con el voto la mejor opción política que en cada convocatoria más convenía a los intereses generales de la ciudad.





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