El Lugarico: ¡Almerienses, levantaos!

“Nadie puede decir hoy que en Almería se tienen menos sentimientos andaluces que en Sevilla”

Almería, ante el Día de Andalucía.
Almería, ante el Día de Andalucía.
Francisco Giménez-Alemán
20:00 • 25 feb. 2023

Nadie puede decir hoy que en Almería se tienen menos sentimientos andaluces que en Sevilla o Huelva. Nadie puede decirlo porque geográfica y humanamente nuestra tierra ha sido desde siempre una parte imprescindible de esta inmensa gran región del Sur de España. Pero tampoco nadie puede afirmar que los almerienses tengamos la misma manera de expresarnos y que nuestra idiosincrasia sea del todo idéntica a la de los naturales de Cádiz o de Lucena. La riqueza de Andalucía está en su diversidad humana (de los aceituneros altivos a los cuatro muleros de Lorca y los pescadores de Garrucha); orográfica (desde el Veleta al valle del Guadalquivir), en sus peculiaridades antropológicas y, sobre todo, en sus acentos (con ese y sin ese final; con z o con ç en medio) que nos delatan a unos y otros cuando hablamos entre andaluces. Todo ello es bien cierto, pero no lo es menos que la constitución de la Comunidad Autónoma a partir de los años ochenta contribuyó decisivamente a que salieran a flote los sentimientos y los intereses comunes que hoy son una realidad desde el Cabo de Gata hasta Ayamonte.



Sin embargo, Almería ha sido preterida desde antiguo por los sucesivos regímenes y gobiernos de la Nación, lo que ha ido sumando déficits a los que de por sí le había otorgado la geografía y su esquina en el mapa de España. Las comunicaciones, de manera especial, mantienen a nuestra provincia en una situación de postración que impide saltar de la tercera división a la categoría de honor como sucedió en otras muchas demarcaciones nacionales, premiadas con infraestructuras de envidia. El esfuerzo, la imaginación y la puesta en práctica del modo Almería paliaron tan graves inconvenientes sobre todo en el transporte por carretera para la salida a los mercados europeos de toneladas de mercancías de los invernaderos. El tesón y la solvencia de los agricultores agrícolas ha suplido las carencias de unas infraestructuras siempre prometidas y siempre demoradas.






Estamos ante el Día de Andalucía. Conviene recordar lo que sucedió en el referéndum del 28 de Febrero de 1980 cuando Almería fue la excepción entre las ocho provincias al dar la espalda al esperado “Si” de aquella complicada pregunta, seguramente redactada para favorecer el propósito que animaba la publicidad oficial, con Lauren Postigo de portavoz: “Andaluz, este no es tu referéndum”.



Tuve ocasión años después de comentarlo con Manuel Clavero Arévalo, impulsor de una autonomía en igualdad de condiciones con las históricas, y creo que le parecieron acertadas mis reflexiones: los almerienses no estábamos en contra del proyecto, aunque anecdóticamente hubiera grupúsculos que propugnaban nuestra anexión con Murcia en vista de la vocación sin duda levantina de una buena parte de la provincia. Desde mi punto de vista, en aquel 28-F nuestras gentes pasaron factura a tanto atraso, a tanto olvido, a tanto esperar de siglos sin que Almería fuese tenida en cuenta por los poderes del Estado. Era la ocasión de gritar contra el secular abandono de una provincia marginada, no solo geográficamente, sino desatendida por los sucesivos Gobiernos y muy especialmente por la dictadura, pese a que Franco se tiró el farol de “adoptarla” bajo su especial protección en la visita que hizo a la ciudad el 9 de mayo de 1943. Aquel viaje en el que se pronunció por la paz en el mundo y a falta de residencia oficial del Gobierno pernoctó en la casa de la Plaza Circular, hoy museo Doña Pakita. Por cierto, que la presencia del Caudillo en el balcón del Ayuntamiento trajo consecuencias nefastas para el monumento a los Coloraos de la plaza Vieja que fue desmontado en horas veinticuatro por orden del alcalde Vicente Navarro Gay. La piedra del cenotafio a los Héroes de la Libertad fue reutilizada para los bordillos de las aceras ante la escasez de material aliñada con la supina incuria de los responsables municipales.



El tiempo nos ha dado la razón a quienes opinábamos así, y con el paso de los años el talante político y la actitud de los almerienses están plenamente integrados en los principios que vinieron a configurar la Comunidad Autónoma de Andalucía que, sin la menor duda, ha reportado grandes beneficios a la región, por mucho que aun tengamos aquí cuentas pendientes sobre todo con el Gobierno de España. Por ejemplo, llevamos más de un siglo reclamando el tren, mayormente el Ave, y se ha convertido en maldita costumbre que cada vez que entra un nuevo ministro se aumentan dos años de retraso. Da pavor que aparezca de visita la titular de transportes o la de Adif porque seguro es para anunciar que no es posible terminar las obras en la fecha tantas veces comprometida. Para ese viaje…



No soy partidario de manifestaciones callejeras ni mucho menos de desórdenes públicos, pero civilizada y democráticamente, con todo el respeto a la ley, va siendo hora de clamar a los cuatro vientos y adaptando una estrofa del himno de Andalucía: ¡Almerienses, levantaos!




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