Adiós al kiosco Plaza, el más antiguo del Paseo de Almería

Rafael Plaza lo abrió en 1916, ha sobrevivido cuatro generaciones y ahora será una floristería

Los operarios ya han empezado a realizar la transformación del local en El Paseo.
Los operarios ya han empezado a realizar la transformación del local en El Paseo.
Manuel León
07:00 • 18 sept. 2020

Carmen Gracia Puertas Plaza ha sido su última propietaria junto a su marido José García, después de casi 40 años al frente del kiosco más antiguo de la ciudad. Ha cerrado sus puertas el kiosco Plaza en el Paseo de Almería y en unos días se convertirá en una floristería. Dejará así de vender periódicos y tabaco, como lo ha hecho desde hace más de un siglo, para despachar rosas y gladiolos. 



Carmen y su marido han aguantado durante el último año a la espera de formalizar un traspaso del negocio que les permitiera retirarse a descansar. Han sido muchos madrugones esperando la resma de diarios, de revistas, haciendo y deshaciendo paquetes, cuando el negocio de la prensa de papel estaba en plena ebullición, con montañas de ejemplares sobre los mostradores de la calle, un poco más abajo de Simago primero y de Carrefour después. “En el kiosco he estado desde que iba en el vientre de mi madre, ha sido toda mi vida esa es la verdad, pero ya nos tocaba retirarnos tras 38 años cotizados”, exclamaba ayer con cierta pena la última regente de este reposadero de noticias y lugar de encuentro y de saludos de los almerienses en el centro de la ciudad.



Ayer los operarios ya se afanaban en los trabajos de transformación del negocio para que el nuevo establecimiento de flores luzca a partir de la semana que viene.



El kiosco Plaza fue abierto en 1916 por Rafael Plaza Martínez y de él lo heredó su hijo Rafael Plaza Llanos (1905-1975) que fue soldado del Batallón de Transportes y asiduo columnista republicano en el diario Adelante. Tomó el relevo su hija Carmen Plaza Monerris, casada con Vicente Puertas, hasta llegar a su última propietaria Carmen Gracia, bisnieta del fundador.



Otro de los kioscos históricos en la ciudad fue el de Bonillo que heredaron su hija María Patrocinio y su yerno José Alonso hasta que lo traspasaron a Manolo del Aguila y después a Milán, que lo volvió a transferir ya como kiosco de souvenir. Otros antiguos quiosqueros del Paseo ya desaparecidos fueron José García Fuentes, Carlos López, Constantino Pérez, el de la Editora Nacional que regentaba el padre de Marco Rubio, el de la Sección Femenina y el de José Andújar. 







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