Felipe VI en Almería: “Papá, ¿cuánto mide el diámetro de un paracaídas?”

La pregunta la lanzó, en Turre Felipe VI cuando era un niño. Yo fui testigo.

Don Felipe con su padre en Turre, en 1981. Foto Mullor
Don Felipe con su padre en Turre, en 1981. Foto Mullor
Antonio Torres
07:00 • 10 ago. 2020

Todavía se respiraba la tensión del 23-F de unos meses antes. La triste imagen que dimos al mundo de un país sin civilizar con unos guardias civiles dentro del Congreso que tenían nostalgia de la dictadura. El embajador de EE.UU. en España, Terence Todman, presente en las maniobras aquel triste día visitó la Zarzuela mientras se fraguaba el golpe.



Había servicios secretos que temieron por la vida del monarca. Juan Carlos I fue trasladando la preguntita a las autoridades militares, al presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, teniente general Ignacio Alfaro y al ministro Alberto Oliart, que años después fue Director General de RTVE, y no encontró respuesta la ingeniosa demanda que con 12 años formuló nuestro actual Rey de España, Felipe VI. Aquellas maniobras del otoño de 1981 se denominaron “Crisex-81”, y participaron los tres Ejércitos de ambos países.



La dirección de dichas maniobras conjuntas correspondió al almirante Juan Carlos Muñiz Delgado y Pinto, capitán general de la zona marítima del Mediterráneo. Actuó como segundo jefe el general de División William E. Brown. Las fuerzas montaron el campamento con unos 20.000 hombres en la zona situada entre Garrucha y Vera. Intervinieron 90 aviones y 39 buques de guerra entre los días 29 de octubre y cinco de noviembre de 1981. 



Hasta la entrada en la OTAN las maniobras y los ejercicios tácticos operativos con Estados Unidos dominaban el Mediterráneo, y en concreto las localidades de Carboneras, Mojácar, Garrucha, Turre, Vera y Cuevas del Almanzora. Un lugar estratégico de la provincia de Almería en la que el entonces Rey Juan Carlos I presidió de manera muy participativa, según pudo comprobar este periodista que cubrió ejercicios durante el periodo 1979-1992. La ingeniosa pregunta se produjo durante dichas maniobras entre las urbanizaciones de Turre, Loma La Venena y Aguanueva.



En otras maniobras similares, en 1979, me tocaron el hombro para que me apartara por un camino de tierra, y al ver que era don Juan Carlos saqué mi grabadora de la mochila y cuando el Rey iba a decirme que si hablaba conmigo lo haría con el resto de enviados especiales una persona de la seguridad se me echó encima en el pequeño montículo donde se levanta el Parque Acuático de Puerto Rey.



Encontré la solidaridad con el periodista de RNE, Juan Ramón de la Cuadra, natural de Mancha Real, voz que forma parte de la historia de la radio por narrar a los españoles, desde el hemiciclo, la intentona golpista del 23-F de 1981. No confundir con el aventurero y maestro de reporterismo televisivo Miguel de la Quadra Salcedo, que también acudió a las maniobras, y con el que viajé en un helicóptero Chinook, como los de la Guerra de Vietnam, desde Puerto Rey hasta el desierto de Tabernas, recorriendo toda Sierra Cabrera, para presenciar el lanzamiento en paracaídas desde otros helicópteros militares. Esa es otra historia. De ambas incidencias se hizo eco el responsable de la edición de Ideal en Almería, el periodista Miguel Ángel Blanco Martín en su columna Almeriense Sur. Me sentí muy horado por el reconocimiento de un gran periodista como Miguel Ángel Blanco, todo un referente.



Una de las emociones de esas maniobras me las proporcionó el rescate desde un avión de un teniente norteamericano con un cable o imán por un avión. Como en una película de James Bond. Fue real la valentía de ese soldado y la pericia del piloto para el rescate. El tabú del rey emérito se rompió con el cambio de siglo. La frivolidad no es propia de una sociedad moderna. La defensa acrítica, tampoco. La gran huella se desdibuja por un afán pesetero.




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