Los nombres tradicionales de Almería

Para mirar el futuro y disfrutar el presente es necesario conocer el pasado. Por eso, la Asociación Amigos de la Alcazaba organizó el jueves una interesante conferencia a cargo del profesor de la Universidad de Almería, Jorge Lirola, sobre los ‘Nombres y apellidos Tradicionales de Almería y su provincia’. Un estudio dirigido por el propio Lirola y realizado por el equipo OLTA, compuesto por 24 personas. La cita tuvo lugar en el Museo de la Guitarra. 

La presidenta de Amigos de la Alcazaba, María Teresa Pérez, recordó la importancia que tiene “conocer los orígenes de los apellidos almerienses y ver cómo en muchos casos se extienden por toda la provincia, se extienden geográficamente o se concentran en determinados municipios. Difundir esos conocimientos a partir del estudio del catastro del Marqués de la Ensenada resulta muy enriquecedor”.

Jorge Lirola explica que “empezamos con la toponimia pero nos dimos cuenta que a la vez que la estudiábamos era muy interesante la onomástica, que también influye, y relacionada porque aparecen propietarios. Es un proyecto de mucha envergadura porque no se ha hecho nada igual hasta el momento, que es tratar de desentrañar el ADN cultural a través de la toponomía, que no engaña. El objetivo ahora es descender al siglo XVI, aunque no será fácil”.

Sobre esa dificultad, Lirola considera que “hay que tener en cuenta la repoblación de estas tierras, que lo primero fue un fracaso. No nos interesan tanto los casos que no aparecen en el siglo XVIII, porque llegaron después y esos son datos más fáciles de obtener, incluso en la memoria de una familia. Lo que hay que descender es al siglo XVI, quien viniera en el proceso de repoblación hay que comprobar si se mantiene en el XVIII y luego los sospechosos de ser moriscos son los que no estaban en el XVI pero sí en el XVIII”. 

Y sigue: “Hay apellidos claros que sí son moriscos, pero como también estaba funcionando la Inquisición hay otros que tratan de ocultar orígenes. Y los repobladores sí intentaban mantener la pureza de la sangre, con lo que llamaban ‘cristianos viejos’, que en realidad en muchas ocasiones eran en la intimidad musulmanes. Es un proceso laborioso”.