El regreso romero a Torregarcía con la Virgen del Mar

La primera romería del año en España congrega a cientos de almerienses

Álvaro Hernández
07:00 • 13 ene. 2020

En Almería, cuando se terminan de recoger los clásicos adornos de Navidad no suenan aún en el horizonte pitos de carnaval ni cornetas cofrades: antes de pasar a esos menesteres, el almeriense digiere el vacío navideño comiendo bien frente al mar.



Un año más, la playa de Torregarcía se llenó ayer de devotos que fueron a reencontrarse con este paraje en el que apareció la Virgen del Mar hace ya 517 años.



Buen tiempo y una excusa para disfrutar del domingo. Esos fueron los dos ingredientes principales que abarrotaron ayer los alrededores de la Ermita de Torregarcía antes incluso de que la imagen vicaria de la patrona de Almería (que habitualmente se encuentra en la capilla del convento de los dominicos y que sale a la calle única y exclusivamente en el día de la romería, mientras la original permanece situada en el altar de su santuario) llegará al torreón desde el que Andrés de Jaén atisbó la talla mariana en una fría madrugada de diciembre del año 1502.



La romería



La mañana arrancó a las 8.30, con la misa de romeros celebrada en el Real Convento de Santo Domingo de Guzmán, como preparación para la salida de la imagen (remolcada como cada año) pasadas las 9.15 horas en dirección a Torregarcía.



Mientras, allí ya esperaban los romeros: caballistas y ciudadanos a pie preparaban ya mesas, comidas y bebidas para ese día de convivencia que es el de la romería a Torregarcía. Porque, para muchos, la romería es más bien un encuentro gastronómico celebrado en un marco incomparable.



De hecho, resulta llamativa la escena que se produce, cada año, a partir de las 12 horas del mediodía: mientras el obispo de la diócesis, Adolfo González Montes, inicia la misa desde la Ermita de Torregarcía, pinchos, morcillas y chorizos son despachados en las barras instaladas en la playa para esta jornada. Eso, después de haber disfrutado de los típicos churros y antes de merendar un gofre. En definitiva, lo de la Virgen del Mar es en muchos casos solo el pretexto.



El regreso

Las horas de disfrute pasan rápido y las de ayer no fueron una excepción. La playa de Torregarcía, cuyo acceso quedó cortado a eso de las 13 horas después de que se completara el cupo de vehículos que admite la zona (haciendo que muchos dejaran sus vehículos en Retamar y acudieran hasta Torregarcía a pie), se quedó sin su Virgen a eso de las 17 horas, a la hora de iniciar el regreso al centro de la capital.


Tras pasar por las parroquias de El Alquián, El Puche o Los Molinos, entre otras, la Virgen del Mar fue desde San Sebastián hasta su santuario llevada por los horquilleros. A las 20.30 horas de la tarde, traca final y adiós a una romería en la que la principal noticia es que todo fue como siempre (dejando el consiguiente mal sabor de boca en aquellos que sueñan con una romería distinta y satisfaciendo a los que ven en esta romería la tradición perfecta).


Los nombres

“Estoy feliz por dar cumplimiento a una de las tradiciones más arraigadas en la ciudad y en la provincia, que se celebra en el mes de enero y que cuenta con la participación de muchísima gente. Muchos autobuses, coches, caravanas… Hay que agradecer el trabajo de mucha gente que hace que esta Romería se celebre”. Así resumía el alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, una jornada en la que hubo muchos nombres propios, como el suyo, sin ir más lejos.


A la misa acudieron, además del alcalde, el presidente de la Diputación Provincial, Javier Aureliano García; el presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías, Isaac Vilches; parte de la corporación municipal, con concejales como Carlos Sánchez o Margarita Cobos... Y más de un millar de almerienses que acompañaron a la Virgen del Mar hasta su playa de Torregarcía para cumplir con una tradición que, mejor o peor, es nuestra tradición.


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