Una familia de alcaldes

Siete antepasados del actual regidor han portado la vara de mando de la ciudad desde el S.XIX

Joaquín Monterreal Fernández; Rafael Monterreal Alonso de Villasante; Rafael Monterreal Alemán; y Ramón Fernández-Pacheco Monterreal.
Joaquín Monterreal Fernández; Rafael Monterreal Alonso de Villasante; Rafael Monterreal Alemán; y Ramón Fernández-Pacheco Monterreal.
Manuel León
11:03 • 07 oct. 2017

Cuando el joven Ramón ingresa cada mañana en su despacho municipal, quizá no sea consciente de que -al menos- seis o siete de sus antepasados de sangre han desplegado esa misma liturgia antes que él. Algarras, Alonsos de Villasante y Monterreales, en diversos episodios históricos, han portado la vara de mando de esta ciudad vieja, desde las primeras décadas del siglo XIX.




Este alcalde actual, de gesto apacible, es, por ahora, la última rama de esa fronda espesa de corregidores, capitanes de milicias y jefes consistoriales que adornan su árbol genealógico desde los tiempos en los que la ciudad aún lucía el lienzo de la muralla.




Fue uno de sus ascendientes más legendario y tocayo suyo, Ramón Algarra Alpuente, quien en 1829 edificó la casona donde hoy está la Farmacia Durbán y donde se ubicó después la célebre pañería El Río de la Plata,  que ocupa toda la manzana desde Regocijos a Pablo Iglesias.




Los Coloraos
Este Algarra fue diputado constitucionalista y liberal y colaboró con su pecunio a construir el cenotafio original de Los Coloraos. Llevó una vida novelesca, viajando por Europa, y cuentan sus descendientes que, en los revueltos años de Riego, Espartero y la década ominosa, cuando iban a buscarlo para ajusticiarlo sus enemigos políticos, abría una reja en la parte trasera de la casa (donde hoy está Río Preto) y escapaba de madrugada con su caballo al que le vendaba los cascos para no hacer ruido sobre el empedrado.




Los Algarras emparentaron posteriormente con Durbanes, Espinosas y Monterreales y ese majestuoso edificio modernista de López Rull, trufado de filigranas y columnas clásicas que mira a Las mariposas, sigue hoy en manos de sus herederos. 




El primer Monterreal que llegó a Almería fue Joaquín Monterreal Fernández, natural de Peal de Becerro (Jaén), destinado como notario a Gérgal en 1892. Antes había pasado por Encinas Reales y Lucena (Córdoba) y Tornavacas (Ciudad Real), después de un periodo como seminarista, que no cuajó en sacerdocio, en su provincia natal. Tras pedir una excedencia para dedicarse a sus negocios agrícolas en Tabernas, en 1912 ya ejercía como notario en la capital almeriense, en su despacho de la calle Martínez Campos, 12. Se casó este primer Monterreal con la rica heredera Ana Alonso de Villasante y Aguilar, con extensas fincas de olivos, espartos y ganado en Tabernas.




Además de administrar este boyante patrimonio y desempeñar su labor profesional, Joaquín pronto dio rienda suelta a su vena política en su ciudad de adopción y resultó elegido teniente de alcalde en 1911 junto a otros almerienses de su tiempo como Braulio Moreno, Eduardo Pérez Ibáñez, Carlos Pérez Burillo, Eugenio Bustos o José Sánchez Entrena.Militó en el  Partido Liberal de Pío Abdón y fue desde 1903 elegido diputado provincial y presidente en funciones en un periodo en el que la Diputación estuvo a punto de entrar en bancarrota.




Esfuerzo titánico
Joaquín Monterreal, según las crónicas de la época, consiguió sacar adelante con esfuerzo titánico la administración provincial a fuerza de su propio patrimonio para que no desaparecieran servicios como el Manicomio, el Hospicio o el servicio sanitario del Hospital Provincial donde ya no quedaba presupuesto ni para comprar vendas ni jeringuillas. La Diputación fue desahuciada de su sede de entonces en la calle Gerona y tuvo que trasladarse de forma interina al Gobierno Civil.


La causa de esta debacle financiera era que los ayuntamientos no ingresaban a la Diputación los fondos por contingente. En 1927 su compañero notario, Pascual Lacal, pidió para él la medalla del trabajo al cumplir sus bodas de oro como notario. 


Su hijo, Rafael Monterreal Alonso de Villasante, casado con Adela Alemán Sánchez, se dedicó a los negocios agrarios del aceite, celemines de trigo, esparto, uva, a la reproducción de pollos en la Granja Avícola Santa Ana  y a la cría de caballos. En 1925 fue elegido alcalde de Tabernas y en 1929 de la capital, integrado en Unión Patriótica, el partido de Miguel Primo de Rivera, hasta la República. Durante la Guerra se refugió en el barrio de Triana de Velefique, donde sobrevivió vendiendo tabaco de picadura que él mismo confeccionaba con hojas secas de patata. Falleció aquejado por su afición al tabaco en 1949.


La Transición
Sus hijos Rafael y Joaquín Monterreal Alemán, aún menores de edad, que estudiaban derecho en Granada, se hicieron cargo de los negocios familiares y continuaron la vena política de sus antecesores en la Transición.
Joaquín ostentó cargo de concejal, fue nombrado en 1977 presidente provincial de Alianza Popular y se presentó como candidato al Congreso y al Senado.


Su hermano  Rafael, abuelo del actual regidor en el Preventorio, casado con Carmen Espinosa Juárez,  fue director provincial  de Asistencia en Sindicatos y también fue letrado de la Cámara Agraria. En 1976 fue designado alcalde de Almería, hasta 1979, en un periodo tumultuoso en el que le tocó lidiar con huelgas obreras y con la necesidad de dar servicios básicos como el agua y basura  a todos los barrios de Almería. Fue presidente de la peña flamenca El Taranto y amigo personal de Adolfo Suárez al que invitó en diversas ocasiones a su finca de Viator.



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