En Almería hay tapas que forman parte de la memoria colectiva. Sabores que no solo pasan por la carta de un bar, sino por la vida de quienes los disfrutaron durante años. Entre ellas, pocas han alcanzado el estatus del Solomillo Mozárabe, una tapa histórica en Entrefinos.

Carne tierna, salsa especiada y ese toque dulce que la convirtió en un fenómeno social. No es exageración. La tapa se creó en 2014, en honor al Milenio del Reino de Almería, y hasta octubre de 2025 ha alcanzado las 635.000 unidades servidas, un dato que la sitúa entre las más emblemáticas de la ciudad.

Creada en 2014 por el Milenio de Almería, la tapa sigue más viva que nunca

Clásico almeriense

El Solomillo Mozárabe se presenta como siempre: un panecillo artesano que sostiene la carne guisada a fuego lento, con una salsa de inspiración mozárabe que mezcla especias, matices dulces y un punto afrutado inconfundible. Sobre la tapa, un broche fresco de encurtidos y tomate aporta contraste y aroma. Es un bocado reconocible al instante, capaz de despertar la nostalgia de quienes lo disfrutaron hace años.

Su nombre rinde homenaje a la huella andalusí de la ciudad: a la Alcazaba levantada por Abderramán y a aquella época en la que el puerto de Almería fue uno de los más importantes del califato de Córdoba.

Entrefinos mantiene una tradición que muchos locales de la ciudad comparten: las reservas son únicamente para comer, no para tapear. Una costumbre que existe desde siempre, pero que, con el impulso renovado de esta tapa icónica, algunos clientes han vuelto a preguntar. El tapeo, como bien saben los almerienses, es espontáneo, se vive en barra, en mesas sin reserva y sin reloj.

El Solomillo Mozárabe no es solo el rescate de un sabor, sino de una manera de entender la gastronomía local. En una ciudad donde cada bar tiene su personalidad, esta tapa demuestra que algunos clásicos no pasan de moda, confirma que algunas tapas forman parte de la identidad gastronómica de Almería.

Hoy, más que nunca, recuerda por qué conquistó Almería: por su sabor, por su historia y por la emoción que despierta en quienes vuelven a probarla.