A pocos metros de las playas de El Zapillo, cruzando la avenida Cabo de Gata, se encuentra una plaza coqueta, rodeada de árboles y palmeras y con un ambiente tropical que, bien mirado, funciona como un pequeño oasis en medio del trasiego de esta arteria almeriense. Entre pequeños negocios, bancos y establecimientos de hostelería, la plaza Manolo Escobar late con la presencia de los vecinos. En el centro, un kiosko de colores crema y amarillo se alza rodeado de mesas y sillas: El Balcón del Agrado.

En la plaza Manolo Escobar, los vecinos confluyen y se detienen un momento a saludarse y contarse historias de la rutina, con el aire familiar que ofrece una comunidad activa, formando una estampa costumbrista que invita a detenerse y disfrutar de las historias que comparten. Algunos turistas curiosean y leen las pizarras que ofrecen desayunos y tapas del día, mientras que algunos 'zapilleros' y 'ciudadjardinenses' (sí, acabamos de crear un gentilicio) se sientan a comenzar la jornada, buscando una alternativa a los locales hegemónicos de la zona.

El kiosko El Balcón es un edificio sencillo, un cuadrado, con un vano que sirve de barra y pequeña cocina. Desde allí, los encargados controlan con facilidad todas las mesas de la plaza, mientras las palmeras, y el imponente edificio que se erige al lado, ofrecen sombra y refrescan el ambiente.

Trece tipos de tostada

La plaza Manolo Escobar respira Ciudad Jardín por sus zonas verdes y deja entrever el carácter marinero de El Zapillo: un lugar donde sentarse a desayunar se convierte en un pequeño placer cotidiano. Este rincón no es nuevo en la memoria del barrio. Antes hubo unas cabinas de Telefónica (o algo así, según llega mi memoria) que, a ojos de un niño, parecían confesionario negro; más tarde un kiosko de cafetería con el nombre de la plaza.

En 2021, aquel kiosko primigenio de horchatas, helados y limón granizados, era sustituido por este nuevo kiosko que llevó el nombre de El Balcón del Agrado,

Una larga tortilla con corazón de bacon

La carta de desayunos de El Balcón del Agrado ofrece trece tipos de tostadas, con precios que oscilan entre 1,80 € y 2,80 €, la más cara. El pan es variado: rústico, integral, con semillas o mollete, y las bases van desde aceite y tomate hasta mantequilla, aguacate, lorezana y queso, listos para combinar con lo que se desee.

En esta ocasión nos lanzamos a probar la tostada de tortilla francesa con bacon (2,60€), que cumplió con creces con las expectativas. Sobre una base de tomate natural se extiende una larga tortilla francesa que sobresale generosa del pan, y en el centro, como núcleo de la preparación, se colocan dos tiras de bacon perfectamente integradas. Cada bocado resulta jugoso, sabroso y reconfortante, acompañado por un café con leche servido en vaso de caña, como manda la costumbre almeriense.

Es un desayuno que deja saciado y listo para afrontar toda la actividad de esta zona de la capital: bajar a la playa, pasear por el Paseo Marítimo o simplemente sentarse y contemplar la vida del barrio. Hasta hace unos meses, esa actividad contemplativa se podía hacer con un periódico o revista, ya que a pocos metros de El Balcón del Agrado, existía un kiosko, ideal para quienes disfrutan de leer mientras toman su primer café de la mañana. Hoy, ese rincón permanece cerrado, pero El Balcón mantiene la esencia de un desayuno pausado y agradable, con sabor a barrio y mar.

El kiosko El Balcón del Agrado descansa los martes, pero el resto de la semana abre puntualmente a las 8:00 h, listo para recibir a quienes buscan un desayuno tranquilo o un café temprano antes de empezar la jornada. Tras cerrar a las 17:00 h, vuelve a abrir más tarde para afrontar el servicio de noche, adaptándose al ritmo cambiante del barrio y ofreciendo un refugio tanto a quienes pasean por la plaza como a los que disfrutan de la vida nocturna de la zona.

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