Esta es la nueva quesería de culto de la que se habla y no se para en Almería
Origen es el capricho de un manchego que se cansó de recibir encargos de quesos de sus amigos

Expositor de la quesería Origen, en la calle Juan Lirola.
El eslogan de la casa grabado en el obrador, que parece un aforismo sacado de un capítulo de Pixie y Dixie, es ‘El ingrediente secreto siempre es el queso’. Almería tiene un nuevo rincón gastronómico, uno diría que de enjundia, en la calle Juan Lirola, la antigua calle de los estraperlitas, donde las mujeres se llenaban la faltriquera con cuarterones de aceite y el sostén con terrones de azúcar y onzas de chocolate en tiempos del racionamiento.
Acaba de abrir allí mismo, junto al portal de la histórica Casa Blanes (1932) que desprende aroma a romero y a pimienta, una quesería que lleva el enigmático nombre de Origen. Está especializada en quesos artesanales de alta gama, que maridan en los expositores con vinos y otros productos gastronómicos cualificados.
La Quesería Origen es el capricho de un manchego -de quién si no- llamado Gonzalo y de su mujer Eugenia, de profesión odontóloga. Gonzalo recibía, cada vez que volvía a su tierra, encargos de quesos manchegos, como el don Berrío, de sus amistades. Los pedidos iban a más, hasta que pensó por qué no montar en Almería una tienda de quesos. Y así fue como la pareja compró el local que pertenecía a la familia Arcos, donde hubo una tienda de ropa, y se han embarcado y emboscado en un espacio diseñado con primor en el que la tradición, calidad y pasión parecen fundirse en cada bocado. Desde quesos curados y semicurados hasta opciones frescas, en Origen hay un portfolio decenas de variedades de quesos desde el Gamoneu, de leche cruda de vaca de Asturias, al Mahón curado de Mallorca, Idiazábal de Alava, Payoya de Cádiz o el Villaherencia, de oveja, de Ciudad Real.

La nueva tienda de quesos ha abierto hace unos días.
El queso, el rey de la tienda, tiene también otros nobles paladines como las mermeladas, el dulce de membrillo, los caramelos artesanos de miel, cucharas de pan, tortas de Alcázar, sobrasada de Mallorca de cerdo negro, aceite Magnum y embutido de caza.
Y cortando láminas y riscos lácteos en la máquina emerge la figura de Leidiana, una muchacha cubana con acento tropical que te la quiere dar con queso, que vive entre ambrosías y que no deja de recomendar productos con los ojos, no con los labios, con la distinción de la que parece que se ha criado en Versalles, como diciendo ‘‘prueba de esto, que lo auténtico no necesita etiquetas, solo raíces".