Un reducto de la cerámica tradicional nijareña
Lorenzo, del taller Ángel y Loli, pertenece a la séptima generación de alfareros de su familia
Alfarería Ángel y Loli, un histórico taller que aguanta en el marchito barrio de los artesanos de Níjar, zona que vivió su máximo esplendor a lo largo de los años ochenta con la calle Real de las Eras como gran arteria de esta cuna de alfareros. Ahora ya solamente quedan cuatro talleres de cerámica tradicional nijareña y uno de ellos sin tienda. Lorenzo Lores García regenta a sus 34 años de edad el de sus padres desde 2019.

Lorenzo Lores y Loli García, su madre, de la que ha heredado la sangre alfarera.

Imagen de una parte de la tienda.

Martín Pronyk, un argentino que trabaja en Alfarería Ángel y Loli desde 2018.

Loli García enseña a LA VOZ cómo pintaba las piezas cuando era cría.

Loli García enseña a LA VOZ cómo pintaba las piezas cuando era cría.

Madre e hijo pintando.

Lorenzo heredó sus genes de alfarero de su madre, Loli.

Lorenzo en uno de los pasillos de su histórica tienda.

Lorenzo Lores junto a los objetos con los colores típicos de la cerámica nijareña.

Una de las entradas a Alfarería Ángel y Loli, en calle Real de las Eras de Níjar.

Vista de la parte frontal de la tienda y taller.

Objetos con los colores típicos de la cerámica nijareña.

Una zona de la tienda.

Productos de madera y esparto.

Productos de madera y esparto.

Piezas colocadas para entrar en el horno.

Lorenzo y Loli en el patio donde tienen un antiguo horno de estructura árabe que lleva mucho tiempo sin usarse.

Proceso de esmaltado.

Proceso de esmaltado.

Loli García enseña a LA VOZ cómo pintaba las piezas cuando era cría.

Loli García enseña a LA VOZ cómo pintaba las piezas cuando era cría.
