Después de más de tres décadas en el faro de Mesa Roldán, vecinos, amigos y representantes del Ayuntamiento de Carboneras se reunieron en la atalaya para rendir homenaje a Mario Sanz Cruz, el último farero en activo de la provincia. El encuentro, cargado de emoción, sirvió para reconocer la dedicación de un hombre que ha marcado la vida cultural y social del municipio tanto como la historia marinera de sus destellos.

Los asistentes, entre ellos las concejalas Ana María Caparrós y Juana García, subieron hasta el faro para aplaudir y agradecer su labor. “Enhorabuena a una gran persona, felicidades”, resumían muchos. Otros vecinos destacaban su cercanía y su capacidad para vincular a la gente con el mundo de los faros: “Encontrarse con Mario fue encontrarse con cultura”, decía una mujer. Para otra, su recuerdo se resume en una imagen: “Sus saludos son destellos”.

Durante el acto no faltaron los cánticos de “¡Mario, Mario!”, con los que el público quiso subrayar el cariño que deja en Carboneras. Él, visiblemente emocionado, respondió con gratitud: “Sabéis que os quiero, llevamos muchos años juntos. Aquí he pasado los mejores años de mi vida”. Recordó cómo su llegada desde Madrid supuso “un cambio radical” y cómo en Mesa Roldán encontró no solo un lugar de trabajo sino también el impulso para empezar a escribir y construir un proyecto cultural.

Ese proyecto es el museo del faro, que hoy reúne más de 3.000 piezas relacionadas con la historia marinera y el oficio. Los vecinos y Mario lo ven como un legado vivo que debe mantenerse: “Es un museo dinámico, que sigue recibiendo aportaciones. Ojalá no se pierda y sea un punto turístico abierto al público, un lugar de memoria para Carboneras”, subraya Mario.

Con su jubilación se cierra la etapa de los faros habitados en la provincia, pero no desaparece el vínculo que Carboneras mantiene con Mesa Roldán y su centinela. “Mario se va a alejar de aquí, pero va a seguir cerca, forma parte de su vida”, resumían los vecinos, convencidos de que su luz seguirá brillando en el pueblo, como un faro que no se apaga.