Tensión, risas, cansancio y largas esperas han vuelto a marcar el tradicional reparto de abanicos con el que la Feria de Almería empieza a calentar motores antes de su gran arranque, previsto para este viernes 22 de agosto. La cita, que cada año congrega a miles de personas, se ha convertido ya en un ritual previo a las fiestas, entre la ilusión por conseguir uno de los apreciados abanicos y la convivencia que se genera en torno a las colas.

Este 2025, la iniciativa suma además un componente solidario. La recaudación obtenida con la venta de los abanicos será destinada íntegramente a la Asociación de Padres con Niños con Cáncer de Almería y Provincia, Argar, que atraviesa un momento clave. Su presidenta, Rosa María Nieva, señaló: “Estamos en un proyecto muy importante, abrir la nueva sede, y la recaudación de los abanicos nos ayudará a poder seguir con el mismo. La visibilidad es fundamental. Muchas personas nos están dando las gracias por nuestra labor”.

El reparto continuará hasta agotar existencias, aunque la experiencia de otros años hace prever que los abanicos volarán rápidamente. Para muchos, hacerse con uno de ellos no es solo un recuerdo práctico contra el calor del verano, sino también un símbolo de pertenencia a unas fiestas que cada año mueven a toda la ciudad.

Así, entre madrugones, calor y expectación, Almería ha vuelto a vivir esta jornada especial que combina fiesta y solidaridad, preludio de lo que, a partir del viernes, llenará de música, color y alegría las calles de la capital.