Las continuas lluvias de semanas atrás han hecho que numerosos cauces que han permanecido secos durante meses -cuando no años- volvieran a estar repletos de vida o, lo que es lo mismo, de agua. Algo que a su vez ha hecho resurgir a la vegetación que en muchos casos los rodea, como fue en el espectacular salto de agua de 10 metros de Laroya del que habló días atrás este periódico.

Pero ese mismo Valle del Almanzora esconde otros rincones mágicos que parecen sacados de una postal o, más bien, de cualquier paraje lleno de agua y vegetación del norte peninsular. Se trata de la conocida como ‘cerrá’ de Tíjola, por donde transitan rutas de senderismo que también permiten conocer al menos una pequeña parte del patrimonio tijoleño, ya que parten en muchos casos desde la Ermita de El Salvador en Tíjola.

Durante el trayecto también son visibles los restos de dos antiguos molinos como el Molino de Don Ramón también llamado ‘Molino de Arriba’ y el Molino de la Cerrá. Por si fueran pocos los atractivos naturales y patrimoniales que el visitante se encuentra por el camino, en la cima se ubican los restos del antiguo Castillo de ‘Tíjola la Vieja’, destruido en a finales del siglo XVI, aunque todavía son apreciables dos aljibes y la base de una torre.