Siempre conmigo

Segundo aniversario

Antonio Fernández Muñoz

  • Tu hermano Pedro

¿Cuánto tiempo ha pasado ya? Dos años, qué rápido pasa el tiempo y cuánto tarda en marcharse la tristeza del alma, cuánto tarda en irse el dolor que produce la ausencia de no tenerte, de no verte, de no poder abrazarte. 


Qué lenta es la agonía de las personas que quedaron en este lugar, que abandonaste, y qué poco dura el consuelo que toda buena persona puede darnos con palabras de aliento y reconfortamiento. 


Cuando en realidad es ley de vida el que se nazca y se muera, pero el cariño no entiende de razonamiento ni consigna. El amor es tan grande que difícilmente puede ser reemplazado por otra cosa que no sea el mismo amor, y eso no es fácil, pues el que quiere deber así siente un profundo sentimiento de amor hacia otro está condenado a seguir viviendo con ese sentimiento de pena y tristeza que se adquiere con la pérdida de un ser querido. 


Y eso me ocurre a mí, hermano mío, que acepto tu ausencia, pero qué trabajo me cuesta  entender el por qué la vida no te dio la oportunidad de vivir unos cuantos años más y disfrutar de todo cuanto habías logrado. 


Una jubilación, una familia, unos hijos y nietos que te adoran, aún en la ausencia, y una mujer que sigue queriéndote como el primer día que te conoció. Yo siento el no tenerte conmigo, mi hermano, mi amigo del alma, mi confidente leal. 


Vivimos unos últimos años muy buenos, juntos, en los que hemos disfrutado de lo que tanto a ti como a mí nos gustaba, como era la música, cuántos buenos ratos hemos pasado en tu local, tu estudio de grabación, qué buenos momentos que quedarán en el recuerdo. 


Sólo decirte que espero poder encontrarme contigo algún día, allá donde quiera que estés. Hasta entonces, deseo la paz que tanto mereces en el seno del Señor. Te quiero, hermano.