Muchas ganas había en el barrio de Los Ángeles por ver de nuevo a su hermandad después de no hacerlo desde 2019, así que salió a la calle en olor de multitudes, el clamor de cofrades y vecinos y las saetas de María Canet, en una tarde tranquila y soleada.

Literalmente los vecinos arroparon y aclamaron a la Madre de Los Ángeles en un luminoso Domingo de Ramos, se derramaron muchas lágrimas contenidas durante todo este tiempo, recuerdos y oraciones por los que no están y para los abuelos y mayores. Fueron decenas las ofrendas florales que recibió la Señora, muchas de ellas por aquellos que ya no están entre nosotros, no se le podía pedir más emoción a la tarde soleada del inicio oficial de la Semana Santa almeriense.

Así que cuando se abrieron las puertas de la casa de hermandad en calle Turquesa, creció la emoción y las miradas se centraban en el Cristo de la Misericordia, que salía a la calle bajo las órdenes del capataz, Alejandro Suárez, que dedicó la primera levantá de la tarde a las víctimas del Covid-19.

Mientras salía el paso se vivieron momentos especiales muy álgidos y emotivos, con la presencia del anterior párroco, Francisco Sáez, ‘el cura espartano’, que dirigió una entrañables palabras a la cuadrilla y a la Virgen. Poco a poco el cortejo se adentraba en el barrio para una hora más tarde hacer su primera nueva carrera.