El día de Santiaga, de Juan Salvador 'Gaviota' y de los hermanos Pascual
Los empresarios almerienses entregan sus premios y distinciones en una gala entrañable frente al mar de Aguadulce

Foto de familia de los representantes empresariales, políticos y militares, junto a los premiados y a los patrocinadores de la gala en el Hotel Playadulce.
Una guitarra abrió la gala y una declaración de amor la cerró; unos acordes, los de Mario Cobo, artistas de cinco continentes afincado en Vera, estrenó el día grande de los empresarios de Almería, y un encendido canto a la resilencia almeriense del presidente de la patronal andaluza lo consumó. En medio, galardones e intervenciones con el sentimiento a flor de piel. Se postuló el presidente de Asempal, Cecilio Peregrín, made in Pulpí, con sus monóculos escarlatas y disparó con pillería: “No es momento de pedir”, pero pidió; “no es momento de reivindicar ante todos los políticos aquí presentes”, pero reivindicó; “es un día de alegría, no es momento de hablar de conexiones aéreas, ni de ferrocarril, ni de agua”, pero habló de todo eso.
Estaba el salón noble del Playadulce, de la familia Rossell, casi repleto, patrocinando con su presencia a los distinguidos, brillantes todos ellos en el atril. El primero de ellos Juan Salvador López, de Joyería Regente, un histórico del comercio almeriense, continuador de la empresa de su padre ya centenaria; un Juan Salvador Gaviota, quien, como en la novela, enalteció la importancia del esfuerzo personal. Y dijo más: “llevo más de 50 años en mi empresa y ni un solo día he ido al trabajo con desgana”. Juan Salvador, que recogió el premio a la Trayectoria Empresarial, se ha atrevido a meter la historia en sus colecciones inspiradas en el patrimonio arqueológico de Almería fusionando arte, historia y empresa: una palmera fenicia por aquí, una cueva de Los Millares por allá etc. Juan Salvador dice, y a fe que parece que es verdad, que no está por tirar la toalla, que, al contrario que los yogures, él no tiene fecha de caducidad.
Una empresa casi desconocida a pesar de su fortaleza, ubicada en San Juan de los Terreros, Viveros Medipalm, recogió la estatuilla de Cuellar Stone en Iniciativa Empresarial. Los hermanos Alberto y Elena Pascual, que crearon la empresa en 1992 se han consolidado como un referente en Europa en la producción y comercialización de plantas ornamentales. Atesora 175 hectáreas de cultivo junto al mar y 400 especies de plantas y da empleo a 200 trabajadores y vende sus cultivos en 30 países. El gerente habló también de problemas, además de ensalzar la belleza del paisaje donde cultivan: “nos falta agua y a veces mano de obra”.
Y saltó una ganadera, una pastora, una mayorala, al escenarios de las recompensas empresariales; saltó Santiaga Sanchez Porcel, con su aspecto falsamente frágil, con su timbre hondo del Mahimón; saltó esta campesina entrañable, como recién llegada del Neolótico velezano al siglo de los robots.
Santiaga hizo música en la sala sin tocar ningún instrumento; emocionó a los presentes y le tiritó el pecho al recordar a las mujeres rurales que le precedieron en esa querencia por la tierra, por la semilla, por la raíz. Santiaga recogió su premio, el del Compromiso Social Empresarial y encandiló al auditorio con esas palabras antiguas que le iban brotando con la naturalidad que brota la hierba en el campo.
Habló Santiaga del patrimonio rural, de la importancia de lo pequeño y de lo cotidiano, como némesis del crecimiento infinito. “Sigo sembrando tierras que muchos dieron por perdidas, el entorno rural no es pasado, es eterno”, dijo. Y añadió, con la misma voz cálida, que “las mujeres rurales han sido invisibles pero siempre han estadopresentes, han sido y son líderes en silencio, inventaron la economía circular”. Santiaga gestiona la finca ecológica El Ciruelo en Chirivel, que es un modelo de vida, además de un negocio y que integra agricultura, ganadería extensiva de cordero segureño frenando la despoblación.
También se entregaron distinciones a Equinac, por su labor en el rescate de delfines, tortugas y especies marinas y recogió el premio su coordinadora Eva Morón; al Banco de Alimentos, por sus 25 años garantizando alimentación a personas vulnerables, recogió el galardón, su presidente Luis Docavo; Fundación de Arte Ibáñez-Cosentino por su difusión del arte moderno, recogieron el premio Andrés ibáñez y Santiago Alfonso. También hubo una distinción especial para la Fundación CEOE, presidida por la exministra Fátima Báñez, que suma 40 años de liderazgo en acción social empresarial y con una labor transversal en talento, empleabilidad y emprendimiento juvenil.
Y remató la jornada matutina, frente al mar latino de Aguadulce, el presidente de los empresarios andaluces, Javier Fernández de Lara: “Empresarios y empresarias almerienses, sois especiales, os admiramos en el resto de Andalucía, os lo digo yo”. Amén.
Buena temperatura y buena tempura
Mediodía espectacular en la terraza del Playadulce, con la bahía azul de Bayyana al fondo y los peces de la piscifactoría saltando en la lejanía; buena temperatura y buena tempura en el plato; jamón cinco jotas y empresarios, veteranos y noveles compartiendo tertulia entre pinchos y copitas de cava. El futuro y el presente de la empresa urcitana, con mucho Levante y poco Poniente, allí.