En pleno corazón de la Alpujarra almeriense, rodeadas de verdor causado por las recientes lluvias y de extensos pastos cuyo fin no alcanza la vista, más de dos millares de gallinas picotean, exploran, se pelean... y ponen huevos. Estos huevos, llamados camperos, son, desde el mismo momento en que se ponen, mucho más valiosos y caros que aquellos no calificados como tal; pero ninguna de las dos variedades ha escapado del incremento de precio que ha sufrido este alimento desde finales del año pasado.

Se trata de un fenómeno que se ha visto acentuado por la contagiosa gripe aviar o gripe del pollo, una enfermedad vírica que afecta a los pájaros y que se ha extendido por todo el globo con alguna que otra excepción, entre las que se encuentra España. "Quizás ha habido algún caso aislado, pero nada significativo", reconoce con orgullo Víctor Compán, propietario y único trabajador de la granja Victor Compán, donde se producen huevos de 'gallinas felices' y aceite de oliva virgen extra.

Si bien hay algunas zonas en las que se ha prohibido sacar las gallinas al aire libre para evitar que la gripe llegue a España, la mayoría de granjas del país -y todas las de Almería- no han sufrido restricción alguna: "Tenemos la suerte de que en nuestra provincia no hay ningún paso migratorio ni ninguna charca que pueda atraer a los pájaros contagiados, así que no tenemos necesidad de que nuestras gallinas se queden dentro de la nave", explica Compán.

Un precio en aumento: causas y cifras

Si bien Almería es una de las provincias con menos producción de huevos de Andalucía (produce 951 miles de docenas al año; frente a las 1.165.943 registradas en toda España), no se ha escapado de la fluctuación de precios. Según los últimos datos, recogidos por la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), los huevos producidos en jaula -a escala nacional- han aumentado entre enero de 2024 y enero de 2025 en un 14%: "Han pasado de costar 201,75 € / 100 kg a venderse a 230,29 € / 100 kg", confirma Adoración Blanque, presidenta de ASAJA.

La reducción de la cantidad de gallinas productoras a causa de la gripe aviar ha sido el pistoletazo de salida, si bien no es la única causa de que los precios suban como la espuma. Según Compán, desde finales de 2024 el consumo de huevos en Almería ha subido un 3%. "Es la ley de la oferta y la demanda. La sensación de desabastecimiento ha provocado que la gente salga a comprar; esa psicosis aumenta la demanda y hace que los precios suban", detalla Blanque. 

Es en ese momento que cuenta la almeriense cuando entra en juego la picaresca de comercializar los huevos: "En los supermercados, si ven que hay un producto que se acaba muy rápido, lo van sacando poco a poco, en pequeñas cantidades, para así potenciar esa psicosis y aumentar los precios", añade la presidenta de ASAJA, quien, a pesar de todo, recalca que la subida se debe fundamentalmente a la reducción de la cabaña ganadera de gallinas en los países afectados, donde estas aves mueren por la enfermedad.

Este fenómeno se ve reflejado en el ánimo de los compradores almerienses, quienes son conscientes de que su cesta de la compra es cada vez más pequeña a pesar de gastar lo mismo. "¿Qué vamos a hacer? Si tenemos que comer huevos, no nos queda otra que pagar más", lamenta María a las puertas del supermercado. Encarna, otra almeriense que pasea por los pasillos con su carro de la compra, comparte su desazón: "Yo no sé a dónde vamos a llegar. Yo vivo sola, por lo que el consumo es menor, pero me pongo a pensar en familias grandes y en cuántos huevos necesitarán a la semana y me dan escalofríos".

La subida ha hecho que algunos consumidores pasen de comprar huevos ecológicos a adquirir los producidos en jaula porque son "más económicos". Es el caso de Francisco Javier, quien en la actualidad compra para él huevos normales y camperos para su mujer: "Ella consume más que yo. Come todos los días dos por la noche y uno a mediodía y no acepta otros que no sean los de gallina feliz".

"La diferencia entre huevos normales y camperos es cada vez menor"Víctor Compán

Sobre esta creencia, Compán les pone los pies en el suelo: "La diferencia entre huevos normales y camperos es cada vez menor". Desde ASAJA le dan la razón al granjero: mientras que los primeros han aumentado su precio en un 14%, los huevos de suelo han subido un 8%, quedando en 240,76 € / kg.

Pagar más por la 'felicidad' de las gallinas

Dicho esto, un interrogante revolotea en la mente de aquellos que se posicionan frente al estante de los huevos del supermercado: ¿Merece la pena pagar por huevos camperos hoy en día? Compán responde que sí: "Son huevos más deliciosos, de mejor calidad", cuenta.

Sus gallinas camperas, orgullo de su familia, se alimentan de pienso, alfalfa y verduras que van variando según la temporada del año. Con una dimensión de 8.000 metros, los terrenos de su granja superan con creces los cuatro metros por animal que la ley establece para poder ser consideradas gallinas camperas. Tanto es así, que quien visite su granja deseará disponer también de ese patio lleno de olivos para poder tomar el sol o pasear como lo hacen las gallinas de Compán.

Con una capacidad de 2.560 gallinas -actualmente a la mitad debido a que debe renovar las más viejas-, tiene la granja al 94% de producción, lo que quiere decir que de 100 gallinas, 94 ponen huevos en un día. "Aquí respetamos los ciclos diurno y nocturno. Les apagamos la luz cuando toca, para que no se confundan, por lo que nunca pondrán más de un huevo por día".

Sea como fuere, mientras los precios siguen marcando su propia escalada, las gallinas de Compán continúan picoteando despreocupadas en la Alpujarra almeriense, ajenas a la ley de la oferta y la demanda que rige el destino de sus huevos.

Entre pastos y olivos, su rutina no ha cambiado, pero la de los consumidores sí: hoy en día, elegir entre un huevo campero y uno de jaula no es solo una cuestión de sabor o ética, sino también de economía. Y mientras la incertidumbre se cierne sobre el mercado, una verdad se mantiene inmutable: al final, siempre habrá quien esté dispuesto a pagar más por la promesa de un producto mejor… y por la imagen de una gallina más feliz. Sobre todo, si esa diferencia de precio es cada vez menor.