Los abogados de Almería, a través de su colegio profesional, han puesto a la venta el edificio de su antigua sede, en la calle Alvarez de Castro número 25, que tiene un valor de tasación hipotecaria que ronda los 800.000 euros negociables con un posible comprador. El inmueble, cerca del Parque Nicolás Salmerón, tiene una superficie total construida de 750 metros, de ellos 620 útiles. Cuenta con planta baja de acceso a la calle, planta primera y salón de actos,  equipado con 190 butacas y biblioteca. También cuenta con despachos y siete dependencias independientes y adaptables según necesidad.

La fachada del edificio está catalogada pero el interior puede ser completamente renovado. 

El Colegio de la Abogacía de Almería cambió de sede hace casi un año, trasladándose a un edificio que le compró al obispado en el número  22 de la calle Limoneros que era propiedad del obispado. La transacción se materializó por poco más de un millón de euros, aunque, en un principio, la pretensión de la Diócesis era venderlo por cuatro millones de euros.

La compra se llevó a cabo para cambiar la sede del Colegio de la Abogacía de Almería y fue aprobada por el apoyo de 246 votos a favor, por 94 votos en contra y 4 abstenciones, entre los letrados colegiados. 

Los dos órganos que tenían que aprobar la operación inmobiliaria en el seno del Obispado también dieron su visto bueno. Tanto el Colegio de Consultores como el Consejo de Asuntos Económicos han dado luz verde a la venta del edificio. De esta forma, la compraventa se materializó tras superar todos los obstáculos internos de ambos organismos.

Según destacaba en el momento de la compra el Colegio de Abogados, se iba a disponer de unas instalaciones con 1.095,80 metros cuadrados para una sede moderna y con "sobrada capacidad" para acoger todos los servicios y actividades que oferta a los letrados, así como para seguir creciendo en los próximos años.

El propio decano, Juan Luis de Aynat, ya explicó en su momento que la actual sede de la calle Álvarez de Castro había sido un importante punto desde el que atender no sólo a la abogacía, sino también a los ciudadanos en general, ya que el colegio acoge los servicios de asistencia jurídica gratuita, por ejemplo. Sin embargo, el devenir de los tiempos y los cambios judiciales ajenos a la actividad propia de los abogados hacían recomendable este cambio.