La Guardia Civil ha enseñado por primera vez cómo son sus motos camufladas.
Dos BMW R 1250 RT (una negra y otra roja) listas para patrullar de incógnito y grabar cualquier infracción sin que el conductor lo note..

Dos de las nuevas motos camufladas de la Guardia Civil, captadas durante la presentación oficial. Aparentemente civil, pero equipada con cámaras y tecnología de vigilancia.
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha dado un nuevo paso en su estrategia para mejorar la seguridad en las carreteras españolas: la Guardia Civil de Tráfico ha incorporado a su flota varias motocicletas camufladas que ya patrullan en distintas comunidades autónomas. Se trata de motos sin distintivos oficiales visibles, destinadas a vigilar desde el anonimato y detectar conductas peligrosas por parte de los conductores.
Estas motocicletas, que aparentan ser modelos civiles, están dotadas con sistemas de grabación de alta definición, comunicaciones integradas y, en algunos casos, tecnología GPS para geolocalizar con precisión las infracciones. Su principal misión es detectar comportamientos arriesgados como el uso del teléfono móvil al volante, adelantamientos indebidos, circulación temeraria, no respetar la distancia de seguridad o la conducción bajo los efectos del alcohol o drogas.
Reacciones y debate
La noticia ha generado opiniones divididas entre los conductores. Mientras que asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico han aplaudido la medida como una herramienta útil para reducir la impunidad y aumentar la vigilancia efectiva, algunos colectivos de motoristas han mostrado su preocupación por la posibilidad de una persecución selectiva.
La DGT, por su parte, insiste en que no se trata de cazar al conductor, sino de disuadir comportamientos de riesgo. La simple presencia de estas motos en carretera ya obliga a extremar la precaución.