Convierte su pesadilla en una obra de arte
Al ritmo de Ramírez y Quique, los rojiblancos pudieron golear
Disfruten, aunque sea hasta el domingo. Ahora hay que mirar el teletexto, el móvil, el periódico, y ver que el Almería está fuera del descenso. Lo que lleva siendo una pesadilla desde la sexta jornada se convirtió en una obra de arte sobre el césped de El Toralín. Partido completo de los rojiblancos, manchado por el gol encajado en la recta final, a causa de un exceso de relajamiento, que mete en el pozo al Huesca, y compromete el futuro de la Ponferradina en la categoría.
Manda el Almería
Goro tiene un equipo para salir a ganar, con sistema de tres centrales, dos carrilero... Eso da igual, porque el equipo bailó al ritmo de un Juan Ramírez excelso y de un Quique González sabiendo estar en el momento preciso para hacer los goles. Nada de especular, nada de ver qué hace el rival para montar mi juego. La valentía tuvo premio a los tres minutos, cuando Ramírez aprovechó un rechace de Santamaría para marcar el 0-1.
La primera media hora del Almería no se recordaba, con presión y recuperación en campo contrario. Desde Casto a Quique, funcionaban como nunca. Y pudieron caer más goles hasta que la Ponferradina se sacudió la presión y buscó el balón parado para intentar hacer daño.
‘Quiquegol’
Dos dianas más para su cuenta, ayer de nuevo con sus padres en la grada (Agustín y Yolanda). La primera, rematando de cabeza un buen servicio de Dubarbier, presente en los dos primeros tantos del conjunto almeriense. Se fue al sector donde sus familiares festejaban para dedicárselo.
Al descanso, el Almería había dejado sin recursos a la Ponferradina y a El Toralín con la boca abierta, sobre todo por culpa de un Juan Ramírez que alcanza su nivel en el momento cumbre de la temporada. Mucho fútbol.
A sentenciar
Con 0-2 nadie estaba tranquilo, porque pocos entienden un partido sin sufrimiento con el Almería. Pues el de Ponferrada fue una excepción. Quique empujó a la red otro servicio desde la banda para finiquitar el duelo. Once goles en su cuenta particular que le distancian del resto de compañeros en la tabla de anotadores.
El único pero que se le pudo poner al once de Pipo Goro fue el bajón de intensidad en la recta final, que le costó el gol de Caiado. Es un día para celebrar, creerse de verdad que la permanencia es posible, ya que hace justo siete días todo se torcía con el empate en casa con el Alcorcón y las victorias de rivales directos. Al menos hasta que empiece el Almería-Bilbao Athletic, toca decir bien alto que “¡ganamos fuera de casa y salimos del descenso!”.