Goro siempre deja titulares en las charlas en la hierba del campo Anexo del Estadio de los Juegos Mediterráneos. El entrenador argentino del equipo rojiblanco tiene un verbo fácil, un verbo que llega a la plantilla almeriense. Sus charlas no son ni de 20 ni de 30 minutos: son directas porque va al grano. Sus mensajes son cortos y siempre son recibidos por los jugadores. Al futbolista hay que hablarle poco, no es bueno ‘calentarle’ mucho la cabeza, y el técnico del Almería lo hace a la perfección. El Pipo Goro salió, como casi todos los días, muy pronto al césped del campo Anexo del Estadio de los Juegos Mediterráneos.

Concentrado y con la mirada en el escenario del entrenamiento. Da la sensación de que tiene todo bajo control. Igual porque tiene dos ayudantes de campo y un preparador físico de su confianza, pero él tiene siempre todo controlado. Parece que no está en el entrenamiento porque no se le escucha, pero no se pierde un detalle del trabajo de sus jugadores.

Charla
El míster argentino reunió a la plantilla en el centro del terreno de juego e insistió: “Quiero máxima intensidad y ritmo desde el principio hasta el último segundo de cada partido”, comentó en varias ocasiones en el primer entrenamiento de la semana después de ganar el domingo al Albacete en el Estadio de los Juegos Mediterráneos.

Luego, Goro guardó silencio y el ‘profe’ Somoza, su preparador físico, explicó cómo sería el entrenamiento, sobre todo para los suplentes porque los que jugaron ante el ‘Alba’ tuvieron un trabajo más suave. Los Dubarbier, Saveljich, Ximo... estuvieron andando y haciendo carrera continua en la hierba. El que no entrenó fue Carlos Cuéllar, ya que arrastra unas molestias del partido del domingo en casa ante el Albacete Balompié.