No es bueno olvidar que en Mendizorroza se enfrentaba el primero y en antepenúltimo. Tampoco se debe echar en el olvido que este Almería no ha sido capaz de ganar ni una sólo partido fuera de casa. Y sobre todo, a la hora de juzgar al equipo, no se debe mirar la clasificación y ver que la tensión, la ansiedad y la necesidad no son los mejores factores para los jugadores del Almería.

Independientemente de los posible errores del técnico argentino, cero en los planteamientos de los partidos y algunos en los cambios, es evidente que el nuevo entrenador ha dotado al equipo de una solvencia defensiva, una capacidad para competir y un espíritu de equipo que antes nunca tuvo.

El primer tiempo que el equipo almeriense realizó en el campo del primero de la fila fue de cine. Ni un sólo disparo a puerta del rival con verdadero peligro, sólo dos acercamientos en sendos saques de esquina y buenas salidas a la contra por los costados, con las incorporaciones de Michel y Dubarbier y balones largos a Chuli que ganó en muchas ocasiones la partida a los centrales locales.

El Almería pudo y debió sentenciar con un segundo tanto y es en este apartado en el único que el técnico no ha sido capaz de encontrar la mejor opción. Pero llegará.
El único borrón que pudo echar El Pipo a un excelente trabajo desde el banquillo fue dar entrada a Lolo Reyes en lugar de meter a Uche.