Miguel Rivera sorprendió con la entrada en el once inicial de un jugador del B, Joaquín Fernández. El técnico tenía argumentos para confiar en un futbolista que tiene a sus órdenes en el filial, pero para la mayoría de los abonados era un desconocido y su rendimiento, una incógnita. Poco tardó el joven futbolista de la más genuina cantera almeriense en disipar dudas. Es verdad que nada más comenzar se precipitó en una entrada y fue advertido, pero a partir de ese momento su figura se fue agigantando hasta llenar, junto a Lolo Reyes, la zona del doble pivote como nunca hasta ahora se había conseguido en el equipo.

Pareja de lujo
Por primera vez actuaban juntos Lolo Reyes y Joaquín Fernández. El jugador cedido por el Real Betis venía sólo de jugar los últimos once minutos en Montilivi, y el canterano de ganar 3-2 con el filial.

Antes de que el duelo copero consumiera sus primeros diez minutos, el efecto que esta nueva pareja ejercía sobre el equipo comenzó a notarse. Como si se conocieran de toda la vida, se apuntaron a pagar todos los fuegos. El chaval hacía valer sus 190 centímetros de estatura en el juego aéreo, ambos pararon en seco la creatividad del rival y movieron el balón con criterio. Ante un equipo con unos delanteros veteranos y de calidad como Emaná, 33 años, y Xisco Muñoz, 35, el conjunto almeriense sólo concedió tres ocasiones de gol, dos de ellas con Xisco como protagonista.

Joaquín Fernández nació en Huércal de Almería el 31 de mayo de 1993. Mide 190 centímetros y pesa 67 kilos. Llegó en el verano de 2010 al Almería cadete procedente de La Cañada. Ha sido internacional con España en todas las categorías inferiores. Para recibir al Elche, el entrenador tiene donde elegir para formar una pareja de medios centros de garantía entre Joaquín, Lolo Reyes, Montoro y José Ángel.